Decenas de viejos llegaron a la Plaza de Bolívar desde las nueve de la mañana. Eran personas emocionadas por ver una vez más al presidente Gustavo Petro, e iban con las cicatrices y los dolores de largas vidas precarias: militares y albañiles retirados, recicladoras, mendigos, vendedores de tintos y cigarrillos.
Petro llegó a la Plaza, con su gabinete en pleno, para sancionar la reforma pensional, el mayor logro legislativo de su gobierno. Lo hizo acompañado de José del Carmen Estepa Carvajal, un señor de 90 años que estuvo a su lado en la alocución con la que el presidente anunció la sanción de la ley, dos veces transmitida por televisión abierta.
Durante un discurso de una hora, el presidente aprovechó para destacar la reducción de 3 puntos porcentuales en pobreza monetaria entre 2022 y 2023 registrada por el Dane, que publicó las cifras luego de más de tres meses de retraso, coincidiendo con el evento.
Petro finalizó con un mensaje para la Corte Constitucional, donde se definirá la legalidad de la reforma, amenazada por los vicios de trámite que denunció la oposición luego de que la Cámara de Representantes decidiera pupitrear el texto que salió del Senado. “No hay que dejar perder la reforma. Por eso, le solicito a la Justicia que la mire, no desde los ojos del dólar, sino del amor”.
El gobierno en pleno celebra la victoria de la pensional
La Casa de Nariño informó que el presidente iba a llegar sobre el mediodía, y las apuestas sobre su hora de llegada empezaron a aumentar. “Si la Silla Vacía no sabe a qué horas llega el presidente, mucho menos yo…”, dijo entre risas Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), uno de los sindicatos que impulsa las principales manifestaciones en plaza pública de Petro.
Petro llegó casi a la 1 de la tarde. La primera idea de su discurso fue que, como los pintores con los cuadros y los poetas con los versos, su principal don es el de la palabra. “Me correspondió tratar de hacer buenos discursos. Dejar fluir las palabras frente a las multitudes”, dijo.
La primera audiencia del don presidencial fue el renovado gabinete de ministros, quienes siempre se sientan en la primera fila de sus principales discursos. Lo escucharon por cerca de una hora bajo un sol implacable en Bogotá, y como en “los gobiernos con el pueblo”, los eventos itinerantes de Petro con sus bases, aprovecharon para saludar a sus simpatizantes.
Entre ellos, el señor Antonio Erreño, de 71 años, quien trabaja como vendedor ambulante cerca a la Plaza de Bolívar. Erreño es oriundo de Barbosa, Santander, y llegó hace 15 años como desplazado luego de que un grupo armado le quemara su rancho. “Funcionarios de Prosperidad Social me buscaron hace unos días para invitarme al evento. Por ahora, el único subsidio que recibo es el de adulto mayor, de 130 mil pesos. El próximo año espero recibir más con la reforma”, dijo.
“¡Viva Petro!, ¡Viva Petro!”, gritaban en la plaza. En la fila de los ministros, el canciller Luis Gilberto Murillo fue uno de los pocos que estuvo casi todo el discurso de pie, atento a cada una de las palabras de Petro, a diferencia de la nueva ministra de Transporte, María Constanza García, quien consultaba constantemente su teléfono y hablaba con una de sus asesoras.
En otro costado, estuvieron juntos las jóvenes estrellas del alto gobierno: el ministro de Minas, Andrés Camacho, el único sobreviviente del tercer remezón ministerial; Carlos Carrillo, el director de Gestión del Riesgo; y Luis Carlos Leal, el superintendente de Salud.
“Mire. Ese es el gran ganador”, le dijo a La Silla un alto funcionario del gobierno mientras señalaba al presidente de Colpensiones, Jaime Dussán, antiguo rival de Petro dentro del Polo Democrático, y quien se sentó en la mesa principal del evento. “Ojalá no tenga problemas en la operación del nuevo sistema. Pero es más fácil montar un sistema de pagos que crear un sistema de salud, por ejemplo”, dijo a propósito de la entrada en vigencia de la reforma, en julio del 2025.
El baño de masas de los congresistas del Pacto
El saliente presidente del Congreso, Iván Name, fue uno de los grandes señalados en el discurso de Petro. “Ese fue el mayor opositor a las reformas”, dijo el presidente, sin decir su nombre, luego de llamarlo “codicioso” al mencionar el supuesto soborno de 3 mil millones de pesos que Name recibió para impulsar las reformas del gobierno Petro, dentro del escándalo de la Ungrd.
Mientras Petro se lanzaba contra Name, los congresistas del Pacto aprovecharon para darse su baño de masas.
El representante por el Valle, Alfredo Mondragón, recorrió la Plaza de Bolívar para estrechar manos y tomarse fotos con los simpatizantes del petrismo. Mondragón fue uno de los congresistas más mediáticos en la legislatura pasada defendiendo las principales reformas del gobierno, sobre todo la fallida reforma a la salud.
“La población siempre tuvo que sufrir contrarreformas, como el aumento a la edad para pensionarse, o la eliminación del pago de las horas extras. Hoy estamos celebrando un triunfo. Espero que esto se complemente con la aprobación de la reforma laboral”, le dijo Mondragón a La Silla sobre el nuevo paquete de reformas del gobierno para la nueva legislatura.
Otro de los congresistas destacados fue el representante por Bogotá, David Racero, quien llegó al evento cuando Petro empezó a hablar y de inmediato fue reconocido por las personas. “No sólo celebramos nosotros. Celebra el pueblo. Celebran los adultos mayores. Esta reforma ayuda a todas las familias en Colombia”, le dijo Racero a La Silla.
– ¿Y para qué una constituyente si pueden sacar reformas de esta magnitud por el Congreso?
– La constituyente es un proceso que debe entenderse como consecuencia de…Es el inicio…Es el desenlace de un proceso de activismo y movilización social que determinará qué es lo que hay que transformar- respondió Racero con algo de confusión.
Colombia, “la sociedad más desigual sobre todo el planeta Tierra”
“Es el egoísmo social luchando para que las cosas sigan igual (…) Me dicen que no hable en contra de los ricos, ¿pero cómo se puede hablar de una dirigencia política y de un poder económico que han construido la masacre y la sangre?”, dijo el presidente Petro durante uno de los pasajes más duros de su discurso contra la oposición.
Petro le volvió a hablar a los sectores más excluidos socialmente en el país, como los viejos pobres sin pensión que acudieron a verlo.
“Vengo a pedirle una ayuda al presidente”, dijo la señora Angie, de 61 años, quien trabaja como recicladora en Bogotá, y caminó desde Suba para llegar al evento en la Plaza de Bolívar. No recibe ningún subsidio por parte del Estado. Todos los días trabaja en las calles para comer y pagar una habitación de 20 mil pesos. “No podemos dejar hundir a Petro”, dijo.
Cerca de ella, un corrillo de señores se reunieron para hablar sobre la nueva reforma pensional. Entre ellos se preguntaban las semanas que tienen cotizadas, si alcanzan la edad para recibir el bono pensional, o a dónde deben ir para reclamar los subsidios del gobierno nacional, o de la Alcaldía de Bogotá.
José Álvaro Martínez, de Cali, tiene 64 años y 100 semanas cotizadas en Colfondos, aunque cuenta que trabajó durante 17 años como albañil en el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), en Bogotá. Le tocó retirarse luego de que una valla le cayó encima y le fracturó la clavícula. Martínez recibe el subsidio de 130 mil de Colombia Mayor. “Voté por Petro porque nos prometió que nos iba a subir el subsidio a 500 mil pesos. Eso me convenció. Por ahora me tiene defraudado”, dice.
“Pero no es culpa de Petro. La culpa es del Congreso que sólo aprobó 225 mil”, le respondió a Martínez otro señor, Alejandro Ballesteros, de 76 años, quien parecía el más informado del grupo, y les dio indicaciones a los demás para que se inscribieran en el stand que instaló Colpensiones en medio de la Plaza de Bolívar.
– Vaya. Inscríbase. En la carpa le dan toda la información. Sólo tiene que presentar la cédula.