El gobierno Petro acaba de sufrir su peor derrota legislativa. Con 9 votos de 14, la Comisión Séptima del Senado archivó la reforma a la salud, enterrando la principal bandera reformista e ideológica del presidente en el Congreso.
La derrota de Petro le deja grandes heridas al gobierno. Para sacar su reforma adelante, Petro provocó dos remezones ministeriales, que dejaron por fuera a tres ministros liberales; rompió su coalición en el Congreso; y se empeñó en señalar a la reforma como la principal apuesta para cumplir con su promesa de cambio. Todo ha sido en vano.
Estas son los principales razones políticas que condenaron la reforma al fracaso:
1. Petro se fue con el dogma de izquierda en contra del frente amplio
La reforma a la salud fue el primer gran enfrentamiento ideológico al interior del gobierno. El proyecto de ley fue presentado en febrero del 2023, y estuvo precedido de críticas públicas de la antigua ala liberal del gobierno. Incluso se filtró una carta en la que el exdirector del DNP, Jorge Iván González, y los exministros Cecilia López, José Antonio Ocampo y Alejandro Gaviria criticaban los puntos centrales de la reforma.
Petro privilegió el enfoque de la exministra Carolina Corcho, quien impulsó un cambio radical en el sistema de salud, eliminando las funciones principales de las EPS como aseguradores privados. “La salud no es un negocio”, fue una de las líneas inamovibles que reventó la composición inicial del gobierno, que reflejaba la coalición con la que ganó en segunda vuelta.
Pero Petro gobernó como si hubiera ganado en primera. Ese conflicto interno provocó el primer remezón ministerial, en el que salió el exministro Gaviria, señalado de filtrar documentos en contra de la reforma, y quien se convirtió en uno de sus opositores más vocales por fuera del gobierno. También pavimentó la salida de los exministros López y Ocampo dos meses después, e incluso se llevó puesta la cabeza de Corcho, la autora intelectual de la reforma, quien fue reemplazada por el actual ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo.
Con este revolcón, Petro anunció oficialmente la ruptura de su coalición de gobierno, en la que estaban partidos tradicionales como el Liberal, el Conservador y La U, cerrando sus caminos en el Congreso y debilitando para siempre las mayorías con las que pudo sacar la reforma tributaria de Ocampo o el Plan Nacional de Desarrollo.
2. En el Congreso el gobierno jugó a dividir para ganar, y perdió
El ministro Jaramillo y Luis Fernando Velasco, de Interior, lograron aprobar la reforma en la Cámara de Representantes con una frágil mayoría compuesta de congresistas disidentes de partidos tradicionales. Lo hicieron pasando por encima de las cabezas de los partidos y repartiendo burocracia, entre ella, la cabeza del Ministerio del Deporte, a donde llegó una cuota del representante conservador Alfredo Ape Cuello.
Esa estrategia pronto mostró todas sus debilidades en el Senado, donde era previsible que la reforma a la salud tuviera más resistencia.
El gobierno, además, se metió autogoles que lo debilitaron más en el Congreso. Por ejemplo, el ministro Jaramillo le lanzó un pulso al Partido Verde, y terminó de dividir entre gobiernistas y opositores a una colectividad que oficialmente hace parte de la coalición de Petro. En noviembre del 2023, Jaramillo salió a cuestionar públicamente la oposición a la reforma de algunos congresistas verdes, pese a las cuotas del partido en entidades nacionales, como el Sena y el Icetex.
En paralelo, algunas figuras verdes, como las representantes Katherine Miranda y Catherine Juvinao, se convirtieron en dos de las opositoras más visibles a la reforma a la salud. “El ministro Jaramillo tiene una forma más impositiva para relacionarse con el Congreso. Las formas son tan importantes como el fondo. Nunca tuvo una estrategia para convencer a la bancada”, dice la representante Miranda. Petro nunca cuestionó la actitud de Jaramillo, quien incluso fue el ministro mejor valorado en el cónclave del gobierno de diciembre del 2023.
El gobierno tampoco cedió a sus posibles aliados en los partidos tradicionales, como los congresistas del grupo de la gobernadora del Valle, Dilian Francisco Toro. La baronesa de La U tiene al representante Víctor Salcedo y a la senadora Norma Hurtado en las comisiones séptimas, por donde pasan las reformas sociales.
Toro, además, tiene grandes intereses en el sector salud, de donde ha recibido burocracia en anteriores gobiernos, algo que le daba margen de negociación al gobierno.
La distancia con el grupo de Toro fue tal que la senadora Hurtado fue la que le dio la estocada final a la reforma, completando las ocho firmas para radicar la ponencia de archivo en la Comisión Séptima del Senado.
3. El gobierno se creyó sus mentiras sobre los problemas del sistema de salud
Petro optó por revolucionar el sistema de salud, pero los datos sugieren que los usuarios quieren una reforma más acotada.
En febrero del 2023, la Andi publicó una encuesta realizada por Invamer, la encuestadora mejor calificada por el semáforo de La Silla, que golpeó la narrativa del gobierno a favor de una reforma profunda al sistema de salud.
En la encuesta, más de dos terceras partes de los encuestados califican como aceptables o excelentes los servicios prestados por las EPS. El 58% de los encuestados aseguran que el sistema debe tener “algunos ajustes” frente al 32% que opta por un cambio profundo. Entre las principales quejas de los usuarios está el proceso de asignación de citas, que representa tres de cada cuatro acciones de tutela contra el sistema de salud, como lo explica Andrés Vecino, experto en salud pública.
El gobierno Petro complementó esta exageración de las quejas con una narrativa engañosa contra el sistema de salud, y con medidas dirigidas a provocar una “crisis explícita del sistema”, como en su momento señaló la exministra Corcho.
Entre ellas, los retrasos en los pagos de los medicamentos que no están incluidos en el Plan Básico de Salud (PBS); los desajustes en el monto que le paga el Estado a las EPS por cada uno de sus afiliados, la Unidad de Pago por Capitación (UPC); y los señalamientos de que las EPS violan la ley por no cumplir con las reservas técnicas, una plata que sirve como una especie de colchón o provisión para cubrir eventualidades.
Esta narrativa y estas medidas concretas en contra de las EPS antecedieron las intervenciones de la Superintendencia de Salud a Sanitas y la Nueva EPS, las dos EPS más grandes del país.
4. La calle no acompañó la reforma a la salud
El gobierno Petro no logró convocar una movilización masiva y permanente a favor de su reforma. Ese objetivo lo planteó el presidente un día después de la radicación del proyecto de ley, cuando convocó un inédito balconazo en la Plaza de Armas e invitó a las organizaciones sociales del sector salud a impulsarlo en la calle.
Como lo contó La Silla, la convocatoria de Petro generó divisiones en estas organizaciones, muchas de las cuales se negaron a ir. Estuvieron, sobre todo, las más alineadas con el gobierno, como la Federación Médica Colombiana (de la que la exministra Corcho fue vicepresidenta). El verdadero músculo popular de ese balconazo lo pusieron los sindicatos tradicionales de trabajadores, como Fecode, la CUT y la CGT.
El gobierno siguió alentando esas movilizaciones, pero sin ningún resultado en concreto. En paralelo, en sus jornadas del “gobierno con el pueblo”, desde el Pacífico y el Caribe, Petro y el ministro Jaramillo alentaban a sus bases con anuncios de inversiones en equipos y personal médico, argumentando que el gobierno, más allá de la aprobación de la reforma, iba a ejecutar de facto la reforma.
Mientras tanto, la oposición de derecha demostró su buena capacidad de convocatoria. En sus movilizaciones, las críticas contra la reforma a la salud eran una de las grandes motivaciones para salir de sus manifestantes.
5. El gobierno perdió en la opinión frente a los gremios y la sociedad civil
La reforma a la salud generó una dura reacción política. Los ejemplos más visibles fueron las múltiples cartas firmadas por exministros de salud de diferentes gobiernos alertando sobre los efectos negativos de la reforma. Una de las más recientes fue la que firmaron 10 exministros cuestionando la creación de los Centros de Atención Primaria en Salud -Caps-, así como los riesgos financieros y de corrupción de las reglas creadas por la reforma archivada, algo señalado por múltiples expertos.
Los gremios y las asociaciones de pacientes también se opusieron abiertamente a la reforma. La Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (Acemi), el gremio que agrupa a las EPS del régimen contributivo, alcanzó un gran protagonismo mediático en el trámite de la reforma a la salud, y organizaciones como la Mesa de asociaciones de usuarios en salud firmaron comunicados en contra de la reforma.
Congresistas mediáticas y taquilleras, como las representantes Miranda y Juvinao, o el uribista Andrés Forero, terminaron de quitarle tracción en la opinión pública a los defensores del gobierno, que contó con voces menos conocidas siendo escuderos de la reforma, como los representantes Martha Alfonso Jurado y Alfredo Mondragón, del Valle.
6. El globo de la constituyente terminó de enrarecer el ambiente
Como era de esperarse, la propuesta de Petro de una asamblea nacional constituyente cayó mal entre los congresistas. Su aprobación implica la revocatoria de los actuales legisladores y el inicio de un proceso político impredecible que los puede dejar por fuera del Congreso.
El globo, además, fue criticado enérgicamente por el presidente del Congreso, Iván Name, quien hoy aplazó dos veces el inicio de la plenaria del Senado para que los senadores de la Comisión Séptima pudieran votar el archivo de la reforma.
De hecho, en la semana posterior a la propuesta de constituyente de Petro, las reacciones en su contra se comieron la agenda, apretando el calendario de la reforma pensional, que sigue con posibilidades de ser aprobada.