Si la oposición demostró en Bogotá una gran convocatoria, Petro aceptó el reto y la calle le respondió. En la capital, antes de mediodía, la Plaza de Bolívar estaba llena a la espera del presidente, quien se sumó a la marcha sobre las 11:20 en la Carrera Séptima con 19 y caminó hacia la Plaza enardeciendo una multitudinaria convocatoria.
De la mano de su gabinete, la bancada del Pacto Histórico y los sindicatos, Petro mostró que tiene la capacidad para movilizar a decenas de miles de personas a favor de su ambiciosa agenda reformista y de sus consignas más radicales.
En un discurso de una hora, el presidente dividió al país en razas y clases en pugna. Se despachó contra todos sus opositores relevantes y deslegitimó las marchas de la oposición del 21 de abril, que fueron masivas. También propuso la constituyente como el camino para un “acuerdo nacional”, pero bajo sus términos y condiciones.
Lo hizo cumpliendo con los objetivos que se trazaron su gobierno y sus aliados en el movimiento social: dar un golpe de efecto en Bogotá, llenando la Plaza de Bolívar, demostrar fuerza en el suroccidente del país, con Cali como epicentro, plantarse en Medellín, bastión de la derecha, y sacar a personas de izquierda más espontáneas y no necesariamente afiliadas a las organizaciones más tradicionales.
Petro le sostiene el pulso a la derecha
Los manifestantes aceptaron con naturalidad la presencia del presidente y su gobierno. No hubo reparos porque participaran en la marcha tradicional de los trabajadores. “Claro que estoy de acuerdo con que el gobierno marche con nosotros. Es el gobierno del cambio”, dijo Carlos Rincón, gerente de Cootradecun, una cooperativa financiera de profesores de Bogotá y Cundinamarca que participa hace 20 años del 1 de mayo.
Mientras tanto, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, decía a su llegada a la marcha que “por primera vez en 214 años un gobierno marcha con trabajadores”, olvidando otros momentos en los que gobiernos liberales, bien valorados por Petro, como el de Alfonso López Pumarejo, fundamentaron su poder en los grandes sindicatos.
La ministra del Trabajo, @GloriaRamirezRi, también marcha en el #DiaDelTrabajador.
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📢"Por primera vez en 214 años, un gobierno de izquierda progresista sale a marchar con los y las trabajadores".
🧓Confía en que los congresistas de la @CamaraColombia aprueben la pensional. pic.twitter.com/lGc3dEOluj
El gobierno también se anotó el punto de mostrar un poder de convocatoria más allá de la izquierda más organizada, que incluso contrató buses y repartió refrigerios para nutrir las marchas.
En Bogotá, en el barrio La Macarena, vemos cómo algunos manifestantes se bajan de flotas que vienen desde otras partes de la ciudad.
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Les reparten refrigerios después de bajarse del bus.🥪🥪 pic.twitter.com/Sm1RkQQ7SO
En Medellín, por ejemplo, Estefanía Rojas marchó porque quiere que la reforma laboral mejore las condiciones laborales de los trabajadores con contrato de prestación por servicios, como ella, quien tiene como pareja a una persona con discapacidad visual y es la principal proveedora de su casa.
La convocatoria del gobierno fue jalonada por una estrecha coordinación entre el gobierno, los sindicatos y la bancada del Pacto Histórico. Petro también repartió a sus altos funcionarios por diferentes lugares del país. En Cali, el epicentro de la fuerza que buscaban mostrar en el suroccidente del país, estuvo la ministra de ambiente, Susana Mumahad, el director de Planeación, Alexander López, y la vicepresidente, Francia Márquez, la estrella de la jornada en el Valle y quien salió a responderle al exvicepresidente Franciso Santos.
Petro deslegitima a todos sus opositores
En Cali, sobre el mediodía, las personas en la marcha aprovecharon para bailar con la música de la tarima por la altura del sector de Villanueva. Gustavo Londoño, un manifestante en esa ciudad, reconoció el derecho de la oposición a marchar y dijo que la constituyente no es necesaria mientras el Congreso funcione.
La marcha en Cali va por el sector de Villanueva.
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Algunos aprovechan para tirar paso con la música de la tarima.💃 pic.twitter.com/zMPMyXjtia
La relativa soltura y alegría de los manifestantes fue bien distinta al tono confrontacional de Petro en Bogotá. En la tarima, con su gorra inseparable y acompañado por la ministra Ramírez y los presidentes de los principales sindicatos, Petro le dio rienda suelta a un discurso largo sin guion.
El presidente empezó anunciando la ruptura de las relaciones diplomáticas con Israel y luego mencionó sus tres principales reformas sociales -laboral, pensional y salud- para atacar y deslegitimar a todos sus opositores.
Con la reforma laboral, Petro atacó al expresidente Álvaro Uribe por las políticas laborales durante su gobierno. “Su tesis es que a mayor esclavitud, mayor empleo”, dijo el presidente, probando nuevamente los límites de la paz política con uno de sus principales adversarios, quien también ha venido subiendo su tono contra el gobierno. “Negaron el castrochavismo, pero con sus hechos todos los días lo están ejecutando”, respondió el expresidente en un vídeo.
Con la reforma pensional, el presidente cuestionó a la élite económica y a los congresistas que identifica como representantes del mundo de la banca. “Hicieron del ahorro un negocio de banqueros. Son mercachifles de la vida”, dijo.
Y con la reforma a la salud volvió a atacar a Keralty, la multinacional española dueña de EPS Sanitas, intervenida por la Superintendencia de Salud. Mencionó los aportes de la compañía a las campañas a los partidos, un aporte marginal comparado con las donaciones de los grandes grupos económicos. Petro señala a las donaciones de Keralty como la razón principal de que la reforma a la salud se hundiera en la Comisión Séptima del Senado.
Para rematar, Petro desconoció totalmente la legitimidad de la marcha de la oposición del 21 de abril. La calificó como “la marcha de la muerte” y de “los ataúdes”. Describió las fases de un eventual juicio político en su contra, motivado por las investigaciones de las irregularidades de la financiación de su campaña. Y se lanzó contra varios expresidentes, como Julio César Turbay, a quien señaló de “capo de la mafia”.
“No les gusta que no me llame Ospina, Pastrana o Santos. No pertenezco a esa oligarquía, esa seudo aristocracia indolente vestidos de esclavistas, que piensan que el país no debe cambiar”, dijo.
Petro sigue lanzando mensajes confusos sobre la constituyente
“Entiendo que se ha venido discutiendo una constituyente para modificar una ley que le permita a Petro quedarse en el poder”, dice Yeison, un joven de 23 años, que se sumó a la marcha del 1 de mayo en Bogotá. “No me gustaría, aún apoyando a Petro, que se quede en el poder. Sé que eso no es lo que quiere”, agregó.
En Bogotá, Jeison, de 23 años, estudia Ingeniería Ambiental.
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Marcha "para apoyar las reformas del gobierno". Dice que le gusta el esfuerzo de @petrogustavo por ayudar a los que menos tienen, como:
👩🌾 Entregar tierras a campesinos
🌊 Llevar agua a la Guajira pic.twitter.com/9LGHAgbtHH
La confusión reina frente a la idea de la constituyente de Petro. El presidente, además, la alienta. “Un acuerdo nacional no es un papel del cual se burlen después. Se escribe con letras constituyentes”, dijo el presidente en tarima.
La expresión “letras constituyentes” es una novedad en el discurso de Petro sobre el tema. Desde que hizo su propuesta sobre una asamblea nacional constituyente, el presidente la ha diluido con su idea de un “poder constituyente”, en la que engloba diferentes espacios asamblearios afines a su programa de gobierno, desde eventos estudiantiles hasta sus jornadas de “gobierno con el pueblo”.
Uno de los principales temores de la oposición es que Petro busque quedarse en el poder después del 2026. En la Plaza de Bolívar algunos de sus simpatizantes llevaron pancartas con la idea. “¡Reelección! ¡Reelección”, gritaban algunos. “El poder constituyente no es para que me reelijan. Yo no soy como Uribe. No soy adicto al poder”, matizó el presidente.
Con esto, Petro parece identificar el llamado “acuerdo nacional” con una eventual constituyente. Pero lo propuso luego de deslegitimar a sus opositores y de interpretar sus ideas como el único camino posible para la “paz” y la “prosperidad” del país.
Petro vuelve a retar a sus ministros
“Ministro o ministra que le de miedo puede dar un paso al costado”, dijo el presidente a propósito de su reiterada exigencia de acelerar la ejecución de su gobierno. “Mientras se tenga el pueblo, no se le debe temer a nada”.
Pero antes, Petro resaltó la presencia del ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, en la marcha. Fue el único del gabinete mencionado por Petro y ovacionado en la plaza. “El ministro de salud vino con bata blanca porque es médico cirujano”, dijo el presidente, en medio de los aplausos a Jaramillo, haciendo una comparación con las personas del gremio de la salud que salieron a marchar con la oposición, y a quienes también desestimó.
El gesto de Petro no es casual. Como lo contó La Silla, Jaramillo es uno de los ministros mejor valorados por el presidente. Y su gestión se ha caracterizado, justamente, por el tipo de audacia que exige Petro para gobernar.
Jaramillo, ante el hundimiento de la reforma a la salud en el Senado, empezó a acelerar su modelo de salud por decreto. También les mostró el garrote a las EPS con las intervenciones de la SuperSalud y luego de una estrategia de división, activamente promovida por él, llegó a un acuerdo con las aseguradoras privadas para presentar una nueva reforma concertada al Congreso.
“Somos los rebeldes de hoy desde el gobierno. Nunca debemos perder, por soberbia, el amor popular. Eso implica que debemos comprometernos a fondo. Transformarlo en realidad”, dijo Petro, en medio de una plaza a reventar, luego de reivindicar las banderas del M-19, el legado con el que el presidente se inspira para exigirle más audacia a su gobierno y al pueblo que dice encarnar.