“Estos son los últimos cuatro años”, le ha dicho varias veces Sonia Tarud a su esposo Efraín “Fincho” Cepeda, el nuevo presidente del Congreso. Nunca se ha cumplido, la tentación de la política siempre gana el pulso. Cepeda es un barranquillero de 74 años con ocho periodos en el Congreso. Es la cabeza del Partido Conservador y quienes lo conocen lo describen como “un político profesional”.
La frase hace referencia a sus 33 años en el Congreso, a las diversas coyunturas políticas que ha vivido como protagonista, al manejo de burocracia en varios gobiernos, a su habilidad para moverse en las comisiones económicas, a la maquinaria política que ha mantenido en el Atlántico y a su cálculo para tejer alianzas y conseguir votos.
Cepeda asume uno de los retos más grandes que ha tenido enfrente: ser presidente del Congreso sin ser aliado del gobierno. Su poder en la presidencia del Senado le puede servir para que el Partido Conservador sea un muro de contención al programa de reformas de Gustavo Petro, o un político funcional a su agenda a cambio de recompensas burocráticas que impulsen su posición en 2026.
Hasta ahora Cepeda ha llevado a un sector del partido a una independencia crítica, pero su rol en una nueva posición de poder está por verse. Estas semanas no ha dado entrevistas en la prensa. Su portavoz le dijo a La Silla que Cepeda no daría declaraciones hasta plasmar sus posturas en el discurso del 20 de julio. “En mí el Congreso va a encontrar una persona que brinde garantías, pero con firmeza en lo que creemos”, dijo brevemente hace dos semanas en Canal 1. Finalmente, en su discurso del 20 de julio, dijo lo mismo “toda iniciativa tendrá el mismo trato“.
El mando conservador con Cepeda
La vida de Cepeda gira alrededor de la política. “El senador hoy está en Nariño, mañana va a estar en Bucaramanga, ayer estaba en Barranquilla. Eso es una tarea de todos los días, de hacer partido. En campaña visitó, como presidente del partido, 25 departamentos. Y ahí están los resultados”, dijo el representante Armando Zabaraín, su fórmula en el Congreso en tres periodos.
En febrero del año pasado, Cepeda lideró una jugada ágil para quitarle la presidencia del Partido Conservador al senador Carlos Trujillo, cercano al gobierno Petro. Esa fue la primera movida para que el partido pasara de ser de gobierno a la independencia crítica.
Con Cepeda a la cabeza los conservadores se opusieron a las principales reformas del gobierno: la pensional y la de salud. “No cedimos ante presiones y demostramos que defendemos los intereses de los colombianos, una vez más le cumplimos al país”, celebró Cepeda cuando se hundió la reforma a la salud, donde fueron clave dos conservadores de la Comisión Séptima de Senado.
Por eso, en la bancada conservadora dan por descontado que Cepeda mantendrá la independencia crítica contra Petro. Sin embargo, varios políticos y analistas dudan de eso por el apetito burocrático de los azules y por las habilidades de Cepeda para negociar.
De hecho, los representantes azules tienen cuotas con la ministra del Deporte, Luz Cristina López, y el viceministro de Transporte, Carlos Eduardo Enríquez. Y dos congresistas conservadores, el representante Wadith Manzur y la senadora Liliana Bitar, están salpicados como parte del entramado de votos por contratos en la Unidad de Gestión del Riesgo (Ungrd).
Con la burocracia de por medio, los conservadores de la Cámara fueron clave para aprobar la reforma pensional.
Por otro lado, Cepeda ha mostrado cordialidad y habilidades para conciliar con distintos sectores. Cuando fue presidente del Senado en el último periodo de Juan Manuel Santos, fue clave para consolidar la reglamentación del acuerdo de paz. Al mismo tiempo, su labor también fue elogiada por Álvaro Uribe, entonces senador opositor.
Ahora con Petro, pese a que se ha puesto a las reformas estructurales, también ha votado proyectos del gobierno positivos, como el aumento del cupo de endeudamiento en junio.
En su nueva presidencia de Senado está en juego la aprobación o no de las reformas del gobierno y la supervivencia de la bancada conservadora para 2026, la segunda más grande del Senado, con 15 parlamentarios.
La tentación de la burocracia
El Partido Conservador está dividido entre quienes se acercan al gobierno en busca de burocracia y los que se resisten y hacen oposición. En la Cámara un bloque amplio se mueve por la burocracia. En Senado el pulso lo ganó Efraín Cepeda. 12 senadores, en el papel, están alineados con él. Y solo tres hacen parte del bloque más cercano a Petro, encabezado por Carlos Trujillo.
Cepeda ha sido crítico del gobierno y, en febrero, renunció a la presidencia del partido luego de que nombraran cuota de congresistas conservadores a la ministra de Deporte, Luz Cristina López, cercana al representante Ape Cuello. El directorio no le aceptó la renuncia y Cuello conservó su cuota sin mayor oposición de Cepeda.
Con su llegada a la presidencia del Congreso, las tentaciones burocráticas para Cepeda y el partido podrían aumentar a cambio de moverse en línea con las reformas de Petro. La burocracia es importante para aceitar las maquinarias de los congresistas conservadores, clave de cara a las elecciones legislativas del 2026.
“Este periodo tiene mucho que ver con la manera como se negocia el presupuesto, y el impacto que eso tiene durante el 2025, que es el año en el que ellos inician campaña política y donde tienen que asegurar mayores apoyos de las bases”, dice Gonzalo Araújo, codirector de Orza, una consultora en relacionamiento estratégico experta en el Congreso. “No creo que esté nadie dispuesto a quemarse dentro del conservatismo”.
En Barranquilla Cepeda es visto como un político de maneras sutiles, que esconde con discreción alianzas y prácticas de la política tradicional. La Silla fue testigo de cómo un concejal conservador en Barranquilla reunió a líderes para coordinar el amarre de votos para Cepeda en las elecciones legislativas de 2022 y a Álex Char en la consulta presidencial.
Cepeda también ha sido hábil negociando burocracia para él mismo. En el primer gobierno de Santos hizo parte del grupo de godos que se quedaron con entidades del campo: el director del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) era cuota de Cepeda.
En el gobierno Petro, el exconcejal y alfil de Cepeda, Roger Carrillo, tuvo un fugaz paso por Coljuegos. Petro le pidió la renuncia cuando los conservadores no estaban apoyando la reforma a la salud.
“Tristemente, Efraín Cepeda dejó de representar los principios y valores con los cuales entró a la política”, dijo el expresidente Andrés Pastrana, hace varios años de quien fue su pupilo político.
Hernán Andrade, compañero de Cepeda en cuatro periodos y expresidente del Conservador, dice que no quiere estar en el pellejo de su excompañero. “Los cantos de sirenas y los ofrecimientos, que creo que ya los ha habido, son muy fuertes. Y las presiones que tenemos los políticos por parte de nuestros electores son muy grandes para aceptar esos cantos de sirena”.
Sin embargo, Andrade cree que si se alinean con el gobierno Petro las bases conservadoras también se lo cobrarán en el 2026: “Si el partido aparece volteándose a Petro, apoyando la constituyente o un tema de esos, la gente se va a emberracar”.
En el cepedismo y en la bancada de Senado del Partido Conservador creen que el dilema no existe y que mantendrán una posición de independencia crítica frente al gobierno.
La expectativa conservadora
El representante conservador Armando Zabaraín, coequipero de Cepeda, dice que no van a cambiar la independencia del partido por burocracia porque en juego está el país: “Nosotros estamos preocupados por el país. Los ejemplos que tenemos son claros con la izquierda en los países vecinos. Nosotros tenemos preocupación: nosotros no vamos a vender el país. Aquí es la defensa del país”.
Su hijo y presidente del Comité Intergremial del Atlántico (que agrupa importantes empresas privadas), Efraín Cepeda Tarud, tampoco lo ve cambiando de posición: “Él ha asumido una posición y no la va a cambiar por una promesa de puestos (…) El rol que debe jugar es el de recuperar la confianza en el país, tanto del empresariado como de los colombianos en general”.
Y en la bancada de Senado dicen que lo eligieron para que mantenga la postura crítica ante el gobierno Petro. El senador antioqueño Germán Blanco le dijo a La Silla: “Aspiro a que en estos dos años restantes el Partido Conservador no tenga que acercarse al gobierno para hacer componendas de tipo burocrático. Se lo hice saber (al senador Cepeda) desde el primer momento en que impulsamos su candidatura”.
“Estamos absolutamente convencidos de que el partido debe permanecer en la independencia y en la oposición”, dice el senador Nicolás Echeverry.
El papel que asuma marcará su larga historia legislativa: si se vuelve un muro de contención o si gradúa su imagen de clientelista, que busca el status quo para mantenerse en el Congreso.