“Cuando él se presenta, en cualquier parte que sea, dice: ‘Hola, soy Daniel Quintero, y voy a ser presidente de Colombia’”, cuentan las personas que han trabajado con el exalcalde de Medellín. Y aunque es bien sabido que Quintero tiene los ojos puestos en las presidenciales de 2026 —ha sido reiterativo en ese propósito, desde que renunció a la Alcaldía—, por ahora los vientos no soplan a su favor.
La implosión de un equipo político que hoy reniega de su gestión, reduciéndolo al círculo con el que se estrenó en la ciudad en 2019; la pérdida de la personería jurídica de su partido Independientes, que dejó en vilo su plataforma nacional; y un malestar creciente entre voces puristas del petrismo, por los escándalos de corrupción que lleva a cuestas y su cercanía con políticos tradicionales, lo embarcan en una carrera en solitario.
Y aunque aún es temprano para proyectar qué viene para el exalcalde de la segunda ciudad del país, la semana pasada él mismo dio pistas del paso a seguir, luego de la caída de su partido en el Consejo de Estado. “Contra viento y marea pero con Dios por delante (sic). Aquí no nos rendimos. Saldremos a las calles a buscar las firmas que sean necesarias para participar y ganar las elecciones presidenciales”, sostuvo.
La implosión del movimiento que llevó a Quintero a la Alpujarra
La pérdida de la personería jurídica de Independientes, conocida el jueves pasado, terminó de destapar el malestar entre las bases que llevaron a Quintero a la Alcaldía en 2020. Aunque varios de sus funcionarios ya habían hecho una retirada cautelosa de los reflectores mediáticos, esta vez algunos incluso abrieron la puerta para criticarlo de frente.
“Sobre todo la maldad. Ahí apareció donchi a intentarme intimidar (sic). Atenta, eso sí, a lo que me pueda pasar, que ya les estamos midiendo los alcances y son gente muy peligrosa”, afirmó en redes Ana Valle, exsecretaria de las Mujeres de Quintero y quien tuvo amplia injerencia en su gobierno.
El pronunciamiento de Valle fue el 16 de mayo y se dio en medio de la polémica que suscitó la caída de la personería de Independientes y las posteriores publicaciones que vinieron de @Independienteco, la cuenta oficial en X (antes Twitter) de la que hasta entonces fue una colectividad formal.
“Meras risas, meros recuerdos, qué lástima que te hayas desviado de los principios originales”, publicaron desde la cuenta, con un video que reseña las salidas en falso del exalcalde y de su círculo cercano durante el gobierno. La cuenta no publicaba desde octubre del año pasado, cuando concluyeron las regionales.
Esto llevó a que desde Independientes, en cabeza de Eli Shnaider —quien era el director del partido—, emitieran un comunicado en el que hablaron de hackeo. “Delincuentes informáticos accedieron a la cuenta, cambiaron las contraseñas y publicaron contenido no autorizado por la dirección de nuestro movimiento”, expresaron.
La cuestión es que cinco fuentes al tanto de lo que ocurre en este grupo le confirmaron a La Silla Vacía que no se trató de un hackeo. La publicación estuvo a cargo de militantes del partido que tenían acceso a la cuenta y que rompieron con Quintero y su círculo primario (Esteban Restrepo, Juan Pablo Ramírez, Juan David Duque y el mismo Shnaider).
“La cuenta la manejaban las bases del partido”, dice la exsecretaria Valle, quien agrega que no tiene participación en lo que ocurre y que ha llegado a sentirse intimidada porque el exalcalde y parte del equipo que aún lo acompaña la responsabilizan en redes e internamente.
De ahí su mensaje del 16 de mayo en X, donde el exsecretario de Juventud, Santiago Bedoya, también mostró su malestar frente al partido y al gobierno de los que hizo parte. “No hay ética. Ni límites (…). Solo queda gente con intereses personales y maldad. Bien acabada esa mentira política donde ingenuamente deposité ideas y tiempo”, sostuvo.
Pero este es solo el pico de una pelea interna que ya tenía camino.
Aunque Valle se mantuvo durante buena parte del gobierno de Quintero, renunció para hacerle campaña a Petro en 2022 e incluso fue la cabeza de lista de esa colectividad al Concejo en las pasadas elecciones, hoy le dice a La Silla que “el quinterismo es una ‘famiempresa’, rodeada por cuatro personas que sí o sí están con Quintero. Ese es su proyecto político”.
Valle también afirma que se mantuvo en este proyecto hasta el final para tratar de tramitar, vía partido, los desacuerdos que comenzaron a hacer carrera más temprano. Niega que esta sea una jugada para desmarcarse de la cuestionada gestión del exalcalde, porque “el proyecto ha estado roto, nunca estuvo sólido”.
Esa versión la respalda uno de los fundadores del movimiento, que hoy pide la reserva para no tener percances con el equipo del exalcalde. “Creímos ser parte de un proyecto político, pero muy tarde, ya en el gobierno, nos dimos cuenta de que se trataba de una apuesta personalista”, dice la fuente.
Y agrega: “El partido era una fachada: un nombre y un registro, porque no había reuniones. El alcalde y su círculo primario siempre estuvieron enfocados en la política electoral y no en la ciudad. Este era solo un peldaño, porque su cabeza estaba puesta en otro lado”.
Según dos fuentes de este equipo político, que pidieron la reserva para entregar detalles, la fragmentación definitiva vino con el nombramiento de Shnaider como director cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) avaló a Independientes como partido.
“A Eli nadie lo conocía en Medellín, y pese a que había más personas con trayectoria y méritos para asumir el liderazgo de Independientes, nos lo impusieron porque él no le ponía pero alguno a Quintero”, dice una de las fuentes.
Ahora, en conversación con La Silla, lo que afirma Schneider es que “genera sorpresa que gente que lideró todo tipo de cargos en el gobierno apenas destapa sus verdaderos rostros. Si había diferencias tan marcadas, ¿por qué no se expresaron en el gobierno sino ahora que hay ausencia de poder?”.
Una plataforma nacional que vio el ocaso más rápido de lo esperado
Aunque la desaparición de Independientes como partido pareció tener un coletazo contundente en Medellín, en los parajes nacionales donde el exalcalde y su equipo trataron de cosechar concejales y alcaldes en las pasadas regionales también se ha hecho evidente el malestar.
Nicolás Quintero, excandidato de Independientes a la Alcaldía de Tabio (Cundinamarca) y quien hace poco compartió su carta de renuncia a la colectividad, dice que después de las elecciones de octubre el partido se estancó y no se trazó norte alguno por parte de las directivas.
“Aunque queríamos aportar al proyecto de Daniel Presidente, terminamos apartándonos, porque no hay una línea clara”, sostiene el político de Tabio. “A la gente, después de elecciones, no la puedes dejar en el olvido. Había que seguir construyendo, pero eso no pasó. Por eso presenté la renuncia”.
Camilo Pedraza, quien fue fundador, jefe de prensa del partido y a quien incluso los medios locales cuestionaron por un contrato con supuestas irregularidades en Telemedellín, ahora afirma que Independientes nunca existió como partido.
“Se trata de una gente que recibió un aval o coaval, que lo necesitaba para competir en su territorio”, dice Pedraza. “Pero como partido no hay reconocimiento, no hay direcciones territoriales, no hay enlaces empoderados. Daniel Quintero ni siquiera se reunió con la gente que salió elegida”.
Pedraza, quien fue hasta hace poco el enlace de comunicaciones entre Shnaider y los políticos regionales que aterrizaron en Independientes, incluso habla de un desinterés de las directivas para hacer partido por el fantasma temprano de la pérdida de la personería jurídica.
Eso lo confirma Shnaider. Ahora dice que aunque se proyectó una convención nacional, “en la que esperábamos sentarnos a pensar el partido con los electos y con los liderazgos que salieron durante la campaña”, la sentencia del Consejo de Estado tenía el encuentro en vilo.
Pese a que Shnaider reconoce que la caída del partido obstaculiza la construcción de una plataforma nacional, a partir de la entrega de avales y la creación de militancia, también agrega que esta no fue la vocación suya ni de Quintero: “Nos hemos hecho en el activismo, desde que empezamos en el partido de El Tomate, y así lo haremos en el 26”.
Para el directivo la pérdida de la personería no es un embate grave, aunque traiga consigo la pérdida de financiación estatal de su proyecto político. Pero lo contrario opina otra persona que compitió con el aval de Independientes en Cundinamarca y que pide la reserva para entregar su lectura sobre lo que ocurre.
“Esto deja a Quintero sin la posibilidad de construir una base. Porque la Presidencia no se gana con la opinión que se pueda recoger en cuatro ciudades; la estructura importa en el resto del país”, dice la fuente. Quedarse sin partido también enreda la posibilidad de llevar una lista a las legislativas que permita obtener votos y recuperar la titularidad del partido.
Ahora parte del petrismo cierra filas ante la pedida de pista de Quintero
Si bien el aterrizaje de varios exfuncionarios en el gobierno Petro ha servido para que los medios especulen sobre las buenas migas del exalcalde con el presidente, recientes coyunturas han puesto en evidencia la resistencia que Quintero genera entre algunos políticos claves en el Pacto Histórico.
Pero esa tensión primero hizo carrera en lo local.
En las regionales, varios sectores de esta coalición se resistieron a apoyar a los candidatos de Quintero: Juan Carlos Upegui a la Alcaldía de Medellín, a quien se sumaron en el sprint final, a regañadientes; y Esteban Restrepo, a quien no acompañaron con el aval en su intento por llegar a la Gobernación.
Hoy, cuando Quintero se acerca a Petro casi a diario mediante mensajes de apoyo en redes e incluso marchando el pasado 1 de mayo en Bogotá —pero sin participar en cuerpo propio en el gobierno—, funcionarios como Gustavo Bolívar y Carlos Carrillo cierran filas en su contra.
Bolívar trató de “desleal” a Quintero cuando dijo rechazar la dirección de Prosperidad Social y tampoco lo recibió en su campaña a la Alcaldía de Bogotá. Y Carrillo, en medio del escándalo de corrupción en la Ungrd, lo ha tildado de tener cuotas en la entidad e incluso lo ha encarado en radio nacional.
Pero Quintero también genera resistencia en la bancada del Pacto en el Congreso. La senadora paisa Isabel Zuleta dice que las diferencias con el exalcalde vienen de atrás, por su gestión en Hidroituango y su intento de “meter un mico” en un proyecto de ley que buscaba reformar las competencias de las autoridades ambientales en Medellín.
Zuleta ve en Quintero a un político incoherente, que gobernó con sectores tradicionales y que no tuvo una agenda ambiental. Y aunque reconoce que su discurso cala en algunos sectores, dice que la figura del exalcalde le resta a la izquierda en Antioquia. “Allí su proyecto cooptó las bases y nos enlodó con cosas con las que no tenemos que ver”.
Sobre la relación de Quintero con el petrismo vuelve el analista político Fredy Chaverra, quien coincide en que, aunque en las presidenciales se vio con buenos ojos el aterrizaje de Quintero y su equipo en la campaña de Petro, ahora el panorama es distinto.
“Han influido mucho la derrota de Upegui en Medellín (quien no logró más de 100 mil votos) y los cuestionamientos a Quintero por supuesta corrupción, que han comenzado a escucharse por fuera de Antioquia”, dice Chaverra. “Es un político al que el electorado, en las pasadas regionales, le apuntaló el primer clavo de su cajón”.
Pese a esto, Shnaider sostiene que estas críticas son propias de la campaña que comienza y que, de hecho, vendrán más. “Es natural que haya ataques de la izquierda radical al ver un liderazgo con posibilidades. Los primeros adversarios se encuentran en la misma esquina. Pero no es un tema generalizado del gobierno. Se trata de Carrillo, un personaje tóxico para el progresismo”.
En medio de este panorama, “como un llanero solitario” —algo propio de su estilo, según Pedraza—, el exalcalde enfrenta la previa de la puja presidencial. Y con un proceso disciplinario en la Procuraduría, que podría darle aire o muerte política, cuya etapa final se reanuda este viernes en Bogotá.