Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Es obsceno que en Colombia el gerente de un gremio productivo, en este caso la Federación que agrupa a los cafeteros del país, devengue $145.000.000 mensuales (a cambio de hoy), mientras que entre el 35 y el 40 % de los ciudadanos padecen de inseguridad alimentaria, es decir sufren de hambre (Programa Mundial de Alimentos, 2023).
Es todavía más obsceno si se considera que de esos 17,7 millones de personas, cientos de miles son cafeteros: en un extenso estudio de la OIT sobre condiciones de trabajo y de salud de este grupo poblacional, ante la pregunta “¿considera que su alimentación es balanceada?” solo el 26 % de los encuestados respondió que siempre lo es, mientras el 64,7 % respondió que solo “a veces” se alimentan bien y el 6,4 % afirmó que nunca lo es.
El referido sueldo desproporcionado es cuatro veces superior al del presidente de la República y cinco veces al de un senador y, si a estándares internacionales nos vamos, es solo comparable con el del canciller alemán, que devenga 30 mil euros mensuales. Una cifra cercana a este anacrónico rubro debe reducirse pues muestra el carácter aventajado y clasista con el que una élite burocrática cafetera ha manejado y utilizado a la Federación por décadas.
Quien se asignó ese codiciado sueldo fue Roberto Vélez, que comenzó su gestión en agosto de 2015. En ese momento había sembradas en el país 940 mil hectáreas con café. Al final de su periodo en la presidencia entrega un sector con casi 100 mil hectáreas menos, pues a corte 2022 existen en el país 840 mil.
Aunque la producción y su valor aumentaron, y los precios internacionales altos favorecieron su gestión, no es claro si debido a los malos manejos que le endilgan, la plata de una relativa bonanza ya se evaporó.
Luego de su renuncia forzada, Vélez también será recordado por los cuestionados manejos que le dio a los contrato de venta de café a futuro. Estos están siendo investigados por la Contraloría General, pues han implicado pérdidas de recursos públicos del Fondo Nacional del Café hasta por 120 millones de dólares (alrededor de 572 mil millones de pesos), y deja a 20 de 33 cooperativas cafeteras en riesgo de quiebra, la más reciente es la Cooperativa del sur de Santander, que dejó un saldo en rojo por 456 millones durante 2022 en este tipo de contratos.
Empoderado del veto que tiene para elegir la terna, de la cual saldrá el nombre del nuevo líder gremial, el Ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, exigió de forma reiterada que se incluyera a más mujeres, además de otros requisitos a la medida de su posible candidata. Durante muchas semanas la elección en curso se empantanó ante la negativa del gremio de incluir entre los preseleccionados a la terna a la exministra de comercio del Santos, María Claudia Lacouture, en un aparente acuerdo del gobierno Petro con el expresidente que no logró materializarse.
No sobra recordar que Carlos Felipe Robayo Duque, exgerente comercial de la Federación, quién salió por presuntas conductas non sanctas en el ejercicio de sus funciones, era el candidato de Roy Barreras y Dilian Francisca Toro y alcanzó a tener diez votos entre los delegados de los comités.
De los otros cinco candidatos ya descartados se destaca César Echeverry, único cafetero de base quien tiene trabajo con pequeños cafeteros en Cauca y Nariño, y contaba con la hoja de vida más idónea para dirigir el gremio por sus profundos conocimientos agrícolas y en sostenibilidad.
La terna al final, según informó este 23 de marzo la propia Federación, ha quedado conformada por Germán Alberto Bahamón Jaramillo, actual gerente de la transnacional Apple en Colombia, y quién ha sido cercano políticamente a Enrique Peñalosa -fue director de la Caja de Vivienda Popular durante su última administración-; Sandra Morelli, la segunda ternada, no tiene experiencia cafetera más allá de haber sido abogada de la Federación por años, y por último está Santiago Pardo Salguero, exlíder negociador del asimétrico TLC de Colombia con la Unión Europea, exembajador en Japón y exrepresentante comercial de la Federación en Asia de 2012 a 2019. En ambos puestos remplazó a Roberto Vélez, y parece que ahora lo hará por tercera ocasión. Es muy diciente que ninguno de los ternados contara con votos durante las rondas de presentación que se hicieron entre los 15 delegados Cafeteros.
Por lo visto, seguirá pendiente la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores de café, de los cuales solo tres de cada diez tiene acceso a servicios de salud especializados y solo dos de cada diez conocen servicios rurales de salud (OIT, 2020).
Seguirá pendiente en general la mejora de las condiciones de vida de los cafeteros, pues la mayoría de las 540.000 familias cafeteras siguen siendo pobres. El último estudio disponible al respecto afirma que alrededor del 46% de los cafeteros viven en condiciones de pobreza, es decir que 480.000 familias productoras de café no pueden acceder a una canasta básica de alimentación (2.100 calorías diarias por persona).
El próximo presidente de la Federación necesita coherencia y decencia para bajarse el sueldo, aunque el evidente apetito burocrático de los opcionados permite avizorar que eso no sucederá.
Ante esta oprobiosa situación no es descabellado prever movilizaciones cafeteras en el futuro cercano.
Si los cafeteros, que están muy bien organizados, protestan ante una terna y una elección a todas luces contraria a sus intereses, el gobierno debe oírlos pues, como se ve, ninguno de los posibles favorecidos con el jugoso puesto es cercano a la base, ni atenderá sus necesidades más urgentes. Seguirán en la dirección de este importante gremio los de siempre con la venia del gobierno del “cambio”.