Hasta Leonardo Di Caprio, el conocido actor de Hollywood y ambientalista, le dió un espaldarazo al proyecto de ley de trazabilidad ganadera que está a punto de convertirse en ley y que tiene su último debate en el Senado esta semana. Este proyecto, que permitirá saber de dónde viene la carne, abre la puerta a una tercera vía para frenar la deforestación amazónica que subió un 40 por ciento en el primer trimestre de este año frente al 2023.
Hasta ahora Colombia ha intentado dos aproximaciones para bajar la deforestación. La militar y el control criminal vía la penalización de la deforestación que intentó Iván Duque y las estrategias para reforestar, como los bonos de carbono y el pago por servicios ambientales a las comunidades, que es lo que está intentado el presidente Petro. Pero ninguna de las dos ha sido exitosa hasta ahora.
“El Estado tiene una especie de disociación entre lo que son mecanismos de control y las actividades que se han identificado como motores de deforestación. Es claro que la deforestación tiene que ser abordada desde el punto de vista de la actividad económica, y ahí la ganadería es central”, dice Natalia Escobar, experta ambiental de DeJusticia.
Porque hoy lo que ocurre en muchos municipios de la Amazonía es que el bosque se tumba en terrenos baldíos para meter vacas y luego se construyen vías para sacar el ganado al mercado, lo que facilita, a su vez, la ampliación de la frontera agrícola y mayor deforestación.
La ley que quiere Di Caprio
La iniciativa del representante Juan Carlos Losada, representante a la Cámara por el Partido Liberal, tendría los votos en el Senado para ser aprobada esta semana y quedaría a la espera de la aprobación segura del presidente Petro, que ha defendido la necesidad de este proyecto desde su cartera ambiental.
Actualmente hay formas de saber la trayectoria de una vaca o un toro en el país, que son las Guías Sanitarias de Movilización Interna de Animales (Gsmi), que proporcionan detalles sobre la actividad comercial, los flujos y las redes de ganado.
También están los datos del Registro Único de Vacunación (RUV), que son esencialmente una trazabilidad sanitaria. Lo que el proyecto quiere impulsar es una trazabilidad ecológica del ganado.
En esencia, lo que propone la iniciativa es que los sistemas de información ya existentes puedan compartir información tanto de la identificación de los animales, como de los predios y del monitoreo satelital de los bosques donde se criaron. Así se podría cruzar la información para saber si una vaca o un toro fueron engordados en una zona previamente deforestada.
“Ya el sistema de vacunación es riguroso en Colombia para prevenir que el ganado esté libre de aftosa, así como el sistema de georeferenciación del Ideam es bueno para detectar la deforestación. La clave ahora es poner a hablar a entidades como el Ica y el Ideam para que coordinen esas bases de información”, dice Julia Miranda, representante a la Cámara y exdirectora de Parques Nacionales que ha liderado debates sobre temas ambientales.
Para Rodrigo Botero, director dela Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, Fcds, este proyecto busca comprometer al sector ganadero para que tenga mejores prácticas en cuanto a la conservación de los bosques precisamente en un momento en el que la demanda por la carne bovina aumentará.
Cada vez hay más ganado
En la Amazonía el hato ganadero creció un 30 por ciento en los últimos años. Un crecimiento de más de 1 millón de bovinos entre 2016 y 2023 en los municipios del arco de deforestación amazónico, según datos de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, Fcds.
Y va a seguir creciendo.
Hoy Colombia es el quinto país del mundo en exportación de carne bovina, y es un mercado que crecerá ahora que Colombia exportará esta carne a China.
Esto especialmente desde que, en septiembre de 2023, la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, firmó el protocolo sanitario con el gobierno chino para que Colombia pueda entrar a ese mercado de 1.400 millones de habitantes. China es el primer importador de carne bovina en el mundo y tiene el 43 por ciento de ese mercado.
El temor es que este nuevo mercado dispare la deforestación dado que la ganadería está en el centro del problema. Especialmente la ganadería de gran escala, según varios expertos.
Un documento de este año de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, Fcds muestra que más de 1,2 millones de vacas entraron en los 8 municipios más deforestados de Colombia en los últimos cinco años.
Como mostró este reportaje de La Silla Vacía, las vacas aumentan en las zonas más deforestadas, como Meta, Caquetá, Guaviare y Putumayo.
De hecho, en los últimos cinco años Colombia fue el país amazónico con un mayor incremento porcentual del hato ganadero. En Colombia creció un 30 por ciento, mientras que en Brasil apenas un 4 por ciento en 2023.
Un gráfica muestra que en la Amazonía, especialmente Caquetá, Guaviare y Putumayo, es donde más se cruza el crecimiento bovino con una mayor deforestación.
Tomado de Fcds, 2024.
Y es la gran ganadería la que lleva la batuta. Según datos del ICA, el 70 por ciento del hato ganadero en la región amazónica está en predios de más de cien animales, por lo que son los grandes ganaderos los que principalmente hacen parte de este mercado.
Mientras que a nivel nacional las fincas con más de 500 bovinos crecieron un 23 por ciento, en Guaviare ese crecimiento fue del 150 por ciento y en Caquetá de un 79 por ciento, como muestra este informe.
El caso de Guaviare es diciente. En ese departamento solo el 11 por ciento de la ganadería corresponde a pequeños ganaderos (entre 1 y 50 animales) mientras que el 72 por ciento a grandes ganaderos (Más de 101 animales).
Tomado de Fcds, 2024.
En todo este panorama, las reservas forestales y los parques naturales son los grandes afectados por el aumento de la actividad ganadera. En la actualidad hay más de 150 mil cabezas de ganado en los Parques Nacionales ubicados en la Amazonia colombiana, siendo el Parque Tinigua el mayor con 62 mil cabezas, seguido por el Parque La Macarena, que tiene 45 mil.
Y es que detrás de las vacas vienen las carreteras para sacar las reses al mercado.
Aunque China no lo pide, la trazabilidad del ganado también es una oportunidad de entrar a otros mercados como el de la Unión Europea, que sí la requiere. Desde finales de 2023, la Unión Europea tiene un reglamento de comercialización que exige la trazabilidad de siete productos para su exportación, incluido el cacao, el café, la soja y la madera. Está incluida también la carne de vacuno. Es decir, que a partir del 30 de diciembre de 2024 no podrán entrar a la UE productos procedentes de tierras que hayan sido deforestadas después de diciembre de 2020.
Por eso, que Colombia pueda incluir un etiquetado que certifique que la carne viene de tierras “libres de deforestación” es una oportunidad de exportar a ese mercado, y así lo ha interpretado la embajada de la Unión Europea, que también ha respaldado el proyecto.
Sin embargo, aunque la versión original de la ley incluía crear un sello de “carne bovina libre de deforestación” para dar una señal de garantía sobre ese seguimiento, luego de los debates en comisión quinta quedó que no será un sello específico de carne sin deforestación, sino un sello general ambiental colombiano.
“Así la carne bovina se une al cumplimiento del sello nacional que indica que cumple con estándares ambientales. Este es un sello que existe hace tiempo, pero ayuda a darle garantía de estándares a la carne”, dijo la representante Julia Miranda.
Añade que otro desafío de la implementación es que poner esos sellos quede al alcance de todos los productores, y no sólo de los grandes productores ganaderos.
Aunque desde 2017 existen acuerdos de “cero deforestación” para que productores ganaderos se comprometan voluntariamente a eliminar la huella de deforestación en su trabajo, como lo evidenció una investigación de Dejusticia en su libro “¿Carne Deforestadora? Cuellos de botella en el control de las cadenas de suministro de carne bovina en Colombia” (2022), estos acuerdos tienen varias limitantes. No es claro quiénes en el gremio ganadero la cumplen y no hay sanciones para quienes incumplen. La ley actual tampoco establece castigos para quienes no cumplan estos estándares.
El gremio ganadero ha sido precisamente el más crítico de la iniciativa. En el blog Contexto Ganadero, de Fedegan, criticaron en 2022 el proyecto con un artículo titulado: “otra vez animalistas y ambientalistas contra la ganadería: ahora producción libre de deforestación”.
Un argumento del que se han hecho eco otros congresistas como el senador monteriano Marcos Daniel Pineda, del Partido Conservador, que dijo que el proyecto de ley estigmatiza al sector ganadero como culpable de la deforestación “cuando los verdaderos culpables de la deforestación son los cultivos ilícitos y el acaparamiento de tierras con fines distintos a la industria pecuaria”, dijo.
Para organizaciones ambientalistas y expertos del sector ambiental, sin embargo, esta es una de las iniciativas más importantes para bajar la deforestación amazónica porque, contrario a lo que sostiene Fedegan, la ganadería sí es un motor importante, aunque no el único, de la deforestación.
Entre 2015 y 2020, la deforestación en la Amazonía pasó de 57 mil a 109 mil hectáreas según el Ideam. Y aunque la ganadería extensiva no es la única causa, sí ha ocasionado el 51 por ciento de la tala del bosque, según un informe de DeJusticia.
Para la representante Julia Miranda, el reto principal después de la aprobación del proyecto será que el gobierno Petro logre convertir lo dispuesto en el proyecto en reglamentaciones concretas para las agencias del Estado.
“Implementarlo es el reto de la administración para que no se quede en letra muerta, pero ya con la ley el gobierno tiene con qué mostrar en la COP de Cali que el país está trabajando en medidas concretas para bajar la deforestación”, dice la representante.
Mientras tanto, los ambientalistas cierran filas en torno al proyecto, que está a un paso de ser aprobado.