—Matalo —le dice un muchacho a otro—. ¡Matalo, matalo! —insiste el hombre, en un video que circuló en redes sociales.
El diálogo acalorado, protagonizado por dos fleteros armados, que robaron a una pareja con un bebé en brazos en un barrio popular de Medellín, fue la antesala del regreso a las calles de Federico Gutiérrez. El hecho ocurrió el sábado 6 de enero. Dos días después, sin importar el puente festivo, “Fico” anunció una recompensa de $20 millones por los delincuentes. Cerca del lugar del robo, de camiseta, jean y tenis, acompañado por dos hombres de confianza, ante cámaras y a través de X (antes Twitter), el alcalde prometió mano dura para quienes “no dejan vivir tranquila a nuestra gente”. Fue el retorno del sheriff.
—Estamos en Manrique, con el general Óscar Lamprea —dijo Gutiérrez—. De los cuatro delincuentes, hay dos identificados: alias “Josua” y alias “Tacita”. Están escondidos y seguramente asustados.
Gutiérrez activó 10 puestos de control policial y anunció el refuerzo de los operativos en contra de “La Viña”, banda de la que harían parte los fleteros. Pero su salida como “primer policía de la ciudad”, dice el concejal gobiernista Sebastián López, es tan solo uno de los mensajes con los que “Fico” allana el primer año de su segundo gobierno en Medellín. Su arranque ha estado plagado de mensajes, que van desde un marcado viraje en el manejo de la seguridad y el saneamiento de entidades con denuncias por corrupción o números en rojo, hasta una apuesta estética por la recuperación del espacio público.
El regreso de un modelo cuestionado de seguridad
El robo que se hizo viral este fin de semana confirmó que el hurto es una de las problemáticas de seguridad que más aqueja a la ciudad (los casos subieron 18% el año pasado en comparación con 2019, según la Policía), pero también sirvió de ventana para el retorno de un modelo de gestión ya conocido.
Gutiérrez anunció el regreso de una robusta política de recompensas por información que lleve al paradero de criminales y volvió a hablar de la creación de un escuadrón antifleteo para los barrios. “En nuestro gobierno estamos del lado de la gente y no de los criminales”, dijo en días pasados. Y agregó: “Que la seguridad dependa de la fuerza del Estado y no del pacto con los criminales como lo hicieron en estos años”, en una alusión al apoyo del exalcalde Daniel Quintero a la política de paz total del presidente Gustavo Petro.
Con esta afirmación, “Fico” adelantó que su política de seguridad, comandada por el exdirector del partido Creemos y hoy secretario de Seguridad, Manuel Villa, será similar a la que operó en su primera administración (2016-2019). “Está trazando una línea de securitismo, que acompañará con grandes operativos para atrapar delincuentes. Es el Federico sheriff que conocimos: un alcalde que sobrepasa sus funciones constitucionales; uno que va montado en una moto o en un helicóptero persiguiendo delincuentes”, dice José Luis Marín, del Pacto Histórico y uno de los pocos concejales en oposición a Gutiérrez.
Marín sostiene que la “retórica militarista” de Gutiérrez no dio resultados suficientes en el pasado. Hay que recordar que en 2015, antes de su primer mandato, la ciudad registraba una tasa de 20,13 homicidios por cada 100 mil habitantes. Ese número pasó a 25,1 en 2018 y marcó 23,8 cuando “Fico” dejó el cargo en 2019. El alcalde justificó el aumento en un combate directo a los criminales, y justo ese parece ser el camino que traza ahora.
Cuando Gutiérrez habla de un “pacto con los criminales” se refiere a la pax mafiosa que trascendió el año pasado en Medellín por voz de los cabecillas que insisten en subirse a la paz total desde la cárcel de Itagüí. Entonces, el exalcalde Quintero sacó pecho por la reducción de homicidios (que fue del 40% el año pasado en comparación con 2019), pero dichas estructuras afirmaron en paralelo que la reducción se debía a un acuerdo entre bandas.
“Volvemos a tener gerente de seguridad en Medellín, con operativos policiales a diario, presencia de agentes de tránsito y espacio público”, dice López, concejal del Centro Democrático y hoy gobiernista. “La fórmula de seguridad debe tener la misma base de su primer gobierno, porque fue exitosa. Y si los asesinatos bajaron con Quintero, fue por un pacto de organizaciones criminales al que le hicieron la vista gorda”.
Lo cierto es que la seguridad sí es un tema que preocupa en la ciudad. Según la más reciente medición de Medellín Cómo Vamos (2023), la percepción de seguridad cayó de 49% (2019) a 42% el año pasado. Y entre los problemas que puntean se cuentan los atracos callejeros, el tráfico de drogas, los conflictos entre pandillas, el robo de carros y los atracos a negocios. Nada más el año pasado 18% de los medellinenses denunció haber sido víctima de algún delito.
Pero la receta de “Fico” en seguridad trae una novedad: una alianza, aunque pasajera, con el fiscal Francisco Barbosa (que dejará su puesto en febrero de este año).
El fiscal participó este martes de un consejo de seguridad en Medellín, donde afirmó que hay 174 homicidas sueltos con orden vigente de captura. Además, tanto él como Gutiérrez aprovecharon el espacio para escalar responsabilidades al plano nacional. Barbosa sostuvo que la ciudad ha perdido músculo para labores contra el narcotráfico y la corrupción por el “desdén” del presidente Petro. “En Bogotá no quieren mucho a los antioqueños, pero no le pueden quitar la policía judicial a Medellín”, dijo el fiscal.
Viro a la gerencia, menos corrupción y más austeridad
“Fico” también ha enviado mensajes sobre el modelo gerencial, los procesos por posible corrupción que encara la administración saliente y la necesidad de austeridad.
Comenzó con el nombramiento de la nueva junta de EPM, donde el exalcalde Quintero apostó por una erosión del gobierno corporativo, que embarcó a la entidad en varios pleitos judiciales (incluida una conciliación fallida ante la Sociedad Ituango por la que la empresa deberá pagar una multa de más de $700 mil millones). “Todo el estilo de gerencia de Federico debe buscar la recuperación de la institucionalidad, que las entidades y programas vuelvan a funcionar”, dice el concejal López.
En medio de este pedido, Gutiérrez apostó por nombres como el de Felipe Bayón, expresidente de Ecopetrol, y Luis Felipe Henao, exministro de Vivienda de Juan Manuel Santos, para la junta directiva de la empresa. Y en Ruta N, centro de operaciones tecnológicas golpeado incluso por denuncias de cobro de coimas a contratistas, ya anunció a José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda de Iván Duque, como parte de la dirección.
Gutiérrez quiere recuperar las buenas relaciones con el sector privado (muestra de ello son las caras de su gabinete que vienen del mundo empresarial), pero no busca mayor consenso con los quinteristas.
Nada más en EPM se registró el despido de cuatro directivos que se resistieron a dejar el cargo hasta esta semana. Entre estos estuvo María Camila Villamizar, mano derecha de Quintero durante su administración y quien fungía como puente relacional entre la prestadora de servicios y el gobierno Petro. A Villamizar, para despedirla, tuvieron que indemnizarla con cerca de $70 millones.
Pero Gutiérrez no solo ha invertido esfuerzos en el cambio de juntas y el relevo de funcionarios cercanos a Quintero.
En el Hospital General, el centro de salud público más importante de la ciudad, aún funge como gerente Mario Córdoba, cuya gestión ha sido cuestionada por supuestas irregularidades en la adjudicación de contratos. Pese a esto, y a que aún no puede cambiar la junta, “Fico” le metió mano a la entidad a través de un plan de choque que busca saldar una deuda de $9.400 millones por el retraso en los pagos al personal médico y $24 mil millones más por pendientes con los proveedores.
Y aunque el fiscal Barbosa no dio pistas sobre las pesquisas por irregularidades en casos como el de este hospital, Buen Comienzo y Telemedellín (frentes en los que “Fico” pidió realizar una auditoría forense), la percepción ciudadana sobre el aumento de la corrupción parece no tener techo: la medición pasó de 28% (2019) a 41% (2023), según los registros de Cómo Vamos. Eso quiere decir que cuatro de cada 10 medellinenses consideran que la corrupción ha aumentado. “Tenemos que pasar la página, pero primero debe haber claridad sobre toda la historia negra que vivimos en estos cuatro años”, insiste López.
El nuevo alcalde también cabalga en el discurso de la austeridad. Y aunque ha insistido en la falta de presupuesto para encarar esta vigencia, por un déficit de $412 mil millones que dejó la administración saliente, cuenta con una chequera de $8,7 billones (la más abultada en la historia reciente de la ciudad). “¿Quién nos dice cuánta plata se gastó en la renovación de la imagen oficial de la Alcaldía? Al tercer día de su posesión, la publicidad estaba al día con los colores de Creemos, su partido. Cuál es la austeridad que pregona”, pregunta Marín, el concejal de oposición.
Recuperar la “tacita de plata”
Este es quizá el frente más simbólico en el que trabaja Gutiérrez. A través de la campaña Medellín Te Quiere, el alcalde ha desplegado equipos de ornato por toda la ciudad, con encomiendas como la recolección de basuras y la poda de jardinería. “Esto será permanente. Que vuelva el amor por nuestra Medellín. Estamos trabajando duro para volver a ser la tacita de plata”, dijo el alcalde este fin de semana. Y Emvarias, la empresa pública encargada de la limpieza, agregó en un comunicado oficial: “Como unos reyes, así recibimos a quienes transiten por la avenida Regional durante este puente festivo”.
La medida ha tenido buena acogida por dos precedentes. Durante el gobierno Quintero hubo malestar por la deficiencia en el modelo de recolección de basuras, además de las alertas por el posible colapso de La Pradera, el relleno sanitario que cubre la región. Lo otro tuvo que ver con el retiro de las labores de jardinería al Jardín Botánico —una entidad del conglomerado público— para cederle la contratación a una reforestadora sin suficiente experiencia, a cargo de políticos liberales aliados del exalcalde.
“Es visible su apuesta por tener una ciudad limpia y organizada. Las Vegas, Las Palmas y otras avenidas están al orden del día. Si hay buena percepción, hay empoderamiento de la cultura ciudadana para cuidar la tacita de plata”, dice el concejal Alejandro Arias, declarado en independencia y quien participó del gobierno Quintero.
Marín, en un tono más vehemente, agrega: “Federico se está presentando como el hombre que lo resuelve todo en Medellín; mejor dicho: que antes de Quintero no había ciudad. Y aunque yo le hice críticas al exalcalde, lo cierto es que los problemas que tenemos también se deben a la gestión de ‘Fico’ en su primera administración”.
Pese a esto, el mensaje del alcalde se soporta en una caída entre 2022 y 2023 de la satisfacción ciudadana por espacios públicos como parques (pasó del 63% al 53%) y zonas verdes (pasó del 63% al 47%), según Cómo Vamos.
Ñapa: montar al centro en el gobierno y administrar desde la calle
Además de 15 de 21 concejales declarados en coalición de gobierno en el Concejo (tres más están en independencia y otros tres en oposición), “Fico” hace guiños con las figuras de centro que se quemaron en las pasadas regionales. Esteban Jaramillo, Manuela Restrepo y Juan José Largo (todos de la lista avalada al Concejo por Dignidad y Compromiso, fusión en cabeza de Sergio Fajardo y Jorge Robledo que no arañó ni un escaño) ahora aterrizan en el gobierno.
Lo otro es que Gutiérrez privilegia el gobierno desde la calle. En su primera administración apostó por un modelo de gerencia “microbarrial”, por fuera de la Alpujarra. “Él ha demostrado que le gusta la calle, cosa que ayuda a no perder la conexión con las necesidades de la gente, pero otra cosa es su gabinete”, dice el concejal Arias. Y López, el gobiernista, remata: “Secretario que no esté en la calle, resolviendo pequeños problemas en las comunas, probablemente saldrá”.