“El legado es lo que uno recuerda cuando todo se ha olvidado”, dice el analista político Camilo Granada. “Muchos confunden el legado con una lista de mercado de obras, pero el legado es el mensaje que amarra lo que uno hizo”.
Tras tres años de gobierno, la alcaldesa de Bogotá Claudia López, tiene obras y políticas para mostrar. Sin embargo, no tiene una narrativa o una bandera con la que se pueda identificar, como sí pasaba con Enrique Peñalosa con “Impopulares, pero eficientes”; Lucho Garzón con “Bogotá sin Hambre”; la “seguridad democrática” de Uribe o “la paz” de Santos.
Dentro de su gabinete lo saben. “Este año vamos a enfocarnos en construir o resaltar una narrativa que le comunique a la gente lo que hemos hecho”, dijo a La Silla un integrante del gabinete que no quiere ser citado para hablar con libertad. “Claudia ha hecho muchas cosas, pero necesitamos comunicarnos mejor”.
Para el 2023, el equipo de la Alcaldía tiene tareas prioritarias como reducir el hurto a personas, el metro, consolidar la Región Metropolitana y el POT, pero la misma fuente dice que más allá de eso “la tarea es que lo que hemos hecho sea más visible”.
Contexto
En una alcaldía en crisis, Claudia López no encuentra su narrativa
Septiembre 17, 2021
Las obras por mostrar
Claudia López suele destacar como su legado las manzanas del cuidado, unos centros con oportunidades de formación y recreación para mujeres encargadas de cuidar a otros. También menciona la Agencia de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Atenea), que permitirá la formación de 52 mil jóvenes en educación superior, técnicos y tecnólogos. El Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que definirá cómo se construye en la ciudad en los próximos 12 años. Y la Región Metropolitana, que permite la unión de la ciudad con otros municipios para solucionar problemas comunes como la movilidad.
“Eso es un legado. Un colegio más o un colegio menos no es un legado. Pero esto va a cambiar la ciudad”, le dijo López a La Silla hace un año.
Dentro de su equipo, el jefe de gabinete Antonio Sanguino, destaca, por su parte, la inversión en infraestructura. Menciona, entre otras obras, la continuidad de la primera línea del metro y la promesa de dejar contratada la segunda este año; los regiotram del norte y de occidente; el cable de San Cristóbal; el sistema de bicicletas públicas; las troncales de Transmilenio; la puesta en marcha de La Rolita, el operador público de Bogotá y la promesa de dejar contratado el corredor verde para la Séptima.
En salud resalta el manejo de la pandemia y el primer centro de creación de vacunas. Y en seguridad, que se haya logrado la reducción de homicidios en un 11 por ciento el último año.
Todas estos logros tienen críticas fuertes.
El POT, que es mucho más protector de los humedales y los cerros, por ejemplo, salió por decreto, cuando ella le pidió a su antecesor, Peñalosa, que no lo hiciera. Pese a que la razón es que el Concejo saboteó la votación, la legitimidad de esa norma quedó en manos de un juez.
El programa que financia los programas de educación superior no queda financiado para futuras alcaldías y dependerá de la continuidad que el siguiente gobernante le quiera dar.
En materia de seguridad, la reducción de homicidios no ha servido para mejorar la imagen de quien prometió ser “la jefe de la Policía” y quien “haría temblar a los ladrones”. En 2022, los atracos aumentaron en un 26 por ciento, y la misma Secretaría de Seguridad ha reconocido que los atracos son más violentos. Según la Cámara de Comercio, hoy la percepción de inseguridad está en 86 por ciento.
Hay obras que si bien cuentan en su informe de ejecución, no le suman en popularidad. Por ejemplo, Darío Hidalgo, experto en movilidad, dice que entre otras cosas, “la vamos a recordar como la persona que prometió no hacer TransMilenio, e hizo más que todos los alcaldes juntos de los 15 años pasados, al tiempo que siguió la línea uno del metro elevado y logró la aprobación de la línea 2 mayoritariamente subterránea”.
Hidalgo agrega que “es una virtud avanzar así toque cambiar promesas de campaña”. Pero como ella ganó la Alcaldía haciendo campaña en contra de TransMilenio, críticos y aliados le han cobrado que haga troncales en la Séptima, la 68 y la Cali.
Eso explica que su imagen negativa esté en 60 por ciento, según la última Invamer, mientras que la positiva está en 35, luego de que llegó al Palacio Liévano con una popularidad del 89.
E iniciativas como las manzanas del cuidado y la región metropolitana no tienen mayor visibilidad.
La paradoja de la falta de narrativa
Claudia va a ser recordada como la primera mujer —y además, homosexual— elegida alcaldesa de Bogotá. Eso ya es un hito. Así lo reconocen analistas como Granada, Carlos Suárez y Augusto Reyes. También coinciden en que si quiere un mensaje más allá de eso, necesita una narrativa.
“Basar un legado en obras es difícil porque se verán muchos años después”, dice el analista Carlos Suárez. Eso pasa, por ejemplo, con el metro, que hoy está otra vez en el debate de si se hace una parte subterránea, o la segunda línea del metro o el corredor verde de la séptima que no cuenta con el apoyo de sus antiguos aliados.
“Además Claudia, a diferencia de Peñalosa, no basó su campaña en las obras que iba a hacer”, dice Suárez.
Para el analista, dejar un legado implica “dejar una impresión o una huella emocional y sentimental”. Agrega que “Claudia tiene el problema de que hoy no se sabe a dónde quería apuntar”.
Lo mismo piensa Augusto Reyes, quien fue asesor de López. “En términos de gobierno sí ha faltado concretar ese relato”, dice él. Asegura que cuando llegó la pandemia “Claudia le marcó la agenda a Duque y tomó decisiones difíciles en un momento de incertidumbre”.
En efecto, la alcaldesa marcó la agenda en varios momentos de la pandemia. Por ejemplo, cuando el simulacro de aislamientos estrictos, cuando pidió el cierre del aeropuerto el Dorado y cuando presionó a Duque por los ventiladores para las camas de Cuidados Intensivos.
“Sin embargo –dice Reyes– la bandera de “la Bogotá Cuidadora”, dejó de funcionar una vez se superó la crisis del covid”.
Luego vinieron hechos que devastaban esa bandera y que aunque no todos dependían de ella tuvieron un coletazo en su imagen: el asesinato de 13 jóvenes a manos de miembros de la Policía en medio de las protestas del 2020 y las decenas de casos de brutalidad policial que ocurrieron durante las protestas del 2021, y, por otro lado, el caos y el vandalismo en zonas como Américas, Suba y Usme, cuando más de la mitad de las estaciones de Transmilenio fueron destruidas.
También le pesan frases que se hicieron virales como cuando le dijo, “trabaje juiciosa” a la señora de la calle reclamando por oportunidades o sus salidas xenófobas culpando a inmigrantes venezolanos de la inseguridad y que no encajan en la idea de una ciudad y una alcaldesa que empatiza con el más vulnerable, aunque luego se haya disculpado.
Pero los analistas coinciden en que todavía hay tiempo. Y dentro de la Alcaldía ya tienen claro que ese será el reto para el 2023.