Laura Sarabia va a volver a Presidencia. Según su hoja de vida colgada en la página de las contrataciones inminentes, Sarabia llega a la dirección del Departamento Administrativo de Presidencia (Dapre). Será su tercer cargo en el gobierno de Gustavo Petro, y su llegada significa la salida de Carlos Ramón González, según confirmó su oficina de prensa a La Silla Vacía.
Se trata de un movimiento importante en el círculo más influyente y cerrado del presidente. González, un curtido exguerrillero de 65 años, venía de ser la sombra de Petro y quien maneja la agenda, las relaciones políticas con el Congreso y el gabinete. Sarabia, de 29 años y quien tuvo su primer puesto en el gobierno con Petro, llega a ocupar ese cargo. Lo hace con nuevas funciones, como la de coordinar la seguridad y la logística del presidente en eventos públicos. De estas tareas estuvo encargada como jefa de gabinete.
El cambio se sabe justo cuando Petro llegó de viaje de Alemania, donde estaba en una cumbre de seguridad con Sarabia. Y cuando se anuncia un remezón ministerial, que ya empezó con la renuncia de la ministra del Deporte y del director del Departamento Nacional de Planeación (DNP), quienes no han sido reemplazados.
¿Por qué importa?
Sarabia ha demostrado ser una funcionaria capaz de construir puentes con sectores por fuera del primer primer círculo político e ideológico del petrismo. Sus resultados más notables los ha cosechado con el sector privado. Junto con el consejero empresarial, Juan Fernández, mantiene un canal de interlocución con el alto empresariado.
Este canal lo hizo visible en la reunión con los cacaos empresariales, a finales del 2023, y luego en los proyectos conjuntos que el gobierno ejecuta con algunos de ellos, como los proyectos en La Guajira financiados por el Grupo Aval, el conglomerado fundado por el magnate Luis Carlos Sarmiento Ángulo.
Sarabia también les ha abierto las puertas del gobierno a los nuevos mandatarios locales, algunos de ellos abiertamente opositores a Petro. En el pasado, como jefa de gabinete, había sido activa trabajando con los ministros y pidiendo cuentas. Tras su salida, la relación de Petro con el gabinete se hizo más lejana. Ahora, regresa más empoderada.
Todo lo ha logrado con un balance peculiar: lealtad total a Petro, sin tener una trayectoria en la izquierda, y apartada de la narrativa del “golpe blando” del presidente y su círculo más ideológico.
Pero esa posible apertura tiene otra cara. El reencauche de Sarabia evidencia que Petro cuenta con un pequeño número de personas de confianza para ocupar altas posiciones en el gobierno.
Petro incluso asume el costo político de incorporar a Sarabia con las mismas funciones que tuvo cuando estallaron sus escándalos judiciales. Entre ellos, la investigación de la Fiscalía por la prueba de polígrafo practicada a su exniñera, Marelbys Meza, y los señalamientos de su antiguo jefe, el embajador Armando Benedetti, sobre las irregularidades en la financiación de la campaña presidencial del 2022.
Por eso, la llegada de Sarabia no resuelve claramente la incertidumbre sobre la dirección que tomará el gobierno Petro. Su renovado protagonismo puede ser la pieza clave para una apertura política, o una muestra más del atrincheramiento del presidente.
En principio parece lo primero. Pero aún está en el aire la figura de González, uno de los principales puentes del gobierno con la clase política y la izquierda. El empresario y ex M-19, fundador del partido Verde, ha sido clave para asegurar las frágiles mayorías con las que el gobierno mantiene con vida sus resistidas reformas sociales en el Congreso.
Las claves
- El regreso de Sarabia se cocinó en medio del viaje a Alemania de Petro. Entre el 16 y el 18 de febrero, la nueva directora del Dapre viajó junto al presidente a la Cumbre de Seguridad en Múnich. Su participación en eventos internacionales, como directora del DPS, empezó a ser cada vez más cuestionada.
- Tendrá a cargo un Dapre fortalecido. El 13 de febrero, el Dapre promulgó un decreto en el que asume competencias de seguridad frente a la agenda del presidente y la vicepresidente. Según el decreto 0155, el Dapre coordinará, junto a la Casa Militar y otras dependencias como la Dirección Nacional de Inteligencia, los protocolos para vigilar y garantizar la seguridad de Petro en sus eventos públicos. Esta es una función que González no tenía, y que Sarabia ha cumplido para Petro en dos oportunidades: cuando fue la secretaria privada durante su campaña a la presidencia y luego como su jefa de despacho. Consiste, entre otras cosas, en organizar la logística de sus viajes.
- Sarabia llega con procesos judiciales. La mujer más poderosa del gobierno Petro terminó involucrada en tres investigaciones desde que le robaron un maletín con dinero de su casa a comienzos de 2023. Desde entonces a Sarabia le tocó responder por la prueba del polígrafo practicada a su niñera Marelbys Meza, por las chuzadas a ella y a otra empleada, y por los señalamientos de su antiguo jefe, Armando Benedetti, sobre la financiación de la campaña presidencial de 2022. Por ahora, Sarabia no ha sido acusada de ningún delito en las investigaciones de la Fiscalía. Y como directora del Dapre continúa con el fuero que le permite que su caso sea eventualmente juzgado por la Corte Suprema de Justicia.
- Llega a un puesto de mayor relacionamiento político. Y justo cuando arranca el segundo período de la actual legislatura. El gobierno Petro tiene en curso reformas, como la laboral y la de la salud, que debe aprobar este semestre para que no se archiven. González, el director saliente, era clave para vigilar los votos y la burocracia entregada por el gobierno para aceitarlos. También tuvo que encarar la crisis institucional tras el asedio a la Corte Suprema de Justicia, otra compleja negociación política.
- Sarabia llega precedida de sus contactos con el sector privado. Es una de sus mayores fortalezas. De su habilidad para utilizar esos puentes con el alto empresariado, el gobierno Petro podrá encauzar una relación deteriorada por conflictos recientes como los errores en el Presupuesto del 2024.
- Una crisis de gabinete a cuenta gotas. Sarabia deja sin cabeza al DPS, una entidad con una abultada chequera de 10,5 billones de pesos para el 2024. Libres también están el Departamento Nacional de Planeación, quien tiene al economista Daniel Rojas como director encargado, y el Ministerio del Deporte, codiciado por el Partido Conservador.
¿Qué es lo que viene?
- La definición del poder de Sarabia. Los alcances de sus funciones siempre han sido difíciles de definir. El poder de Sarabia suele estar en expansión y aumenta al compás de la confianza del presidente. Como directora del DPS, por ejemplo, hizo las veces de nexo con el mundo empresarial, coordinadora entre gremios y ministerios e interlocutora de mandatarios locales.
- El nuevo rol de González. El director saliente ha recibido ofrecimientos para ocupar otras posiciones en el gobierno, según una fuente de su primer círculo. Por ahora no ha aceptado ninguna. Se trata de un político que cuenta con la doble condición de ser un aliado incondicional de Petro, y un hábil negociador con la clase política tradicional, indispensable para pasar las reformas sociales.
- El perfil del nuevo director del DPS. Es un funcionario clave para cualquier gobierno. Pero sobre todo para este. Concentra buena parte de las políticas de lucha contra la pobreza y debe cumplir con la promesa de aumentar las transferencias monetarias para los colombianos más pobres. Tiene retos técnicos y sociales como el de la unificación de los programas de subsidios. Y un jugoso presupuesto para ejecutar en el 2024.
- La nueva dirección del gobierno Petro. El anunciado remezón ministerial ha sido, por ahora, una serie de movimientos que no terminan de definir el rumbo del gobierno. Petro ha echado mano de personas leales como Sarabia y Rojas, director encargado del DNP, para realizarlos. Fuentes en el alto gobierno aseguran que vienen cambios más profundos, como la posible llegada del exsenador del Pacto Histórico, Alexander López, a la dirección de Planeación.