Esta mañana, el presidente Gustavo Petro trinó esto:
¿La silla vacía está publicando las fotos de mi hija menor sin su autorización ni de sus padres? ¿No es otra canallada? https://t.co/C6DTy27OM2
— Gustavo Petro (@petrogustavo) March 14, 2023
Lo hizo a raíz de un hilo que hicimos de una historia sobre la relación que tiene el mandatario con sus seis hijos. A partir de su insulto —”canallada: Dicho o hecho indigno o ruin, propio de un canalla”— cientos de sus seguidores se han dedicado a denostar de La Silla Vacía e incluso a publicar nuestra dirección con fines intimidatorios. Es la reacción obvia cuando la persona que ostenta la más alta dignidad pública utiliza su tribuna para atacar a medios
Como varios usuarios han sido testigos de este episodio, aprovecho la oportunidad para explicar la política editorial de La Silla Vacía frente al uso de la foto y frente a la vida privada de los funcionarios públicos. No sin antes advertir que lo que el presidente Petro logra es otra cosa: hacer más difícil que la prensa siga indagando sobre los vínculos entre sus allegados y los privilegios del poder.
Sobre el cubrimiento de menores y la vida privada de los poderosos
Sobre la foto, somos conscientes de que los niños y las niñas gozan de una protección especial y tienen un derecho mayor a su intimidad.
En este caso, el presidente Petro en su cuenta oficial de Facebook y la primera dama en su cuenta de twitter han divulgado la misma foto ampliamente. Algunos en redes han dicho que una cosa es que los papás la divulguen en sus redes oficiales y la exhiban en un balcón ante todo el país durante una hora y media y otra que un medio lo haga.
Pero es que cuando es la misma oficina de comunicaciones de Presidencia la que envía fotos de la niña al chat que tiene con los periodistas para su divulgación la autorización de su papá presidente para el uso mediático de la foto es explícita.
Tanto, que todos los medios la usaron el día en que salió al balcón con ella para hablarles a los manifestantes. La Silla la utilizó solo con su nombre y como parte de un árbol familiar sin dar pie a estereotipos, estigmatizaciones o bullying en su contra.
Si el presidente quiere proteger la privacidad de su hija menor, quizás lo responsable sería no utilizarla para sus escenificaciones del poder.
En todo caso, dado que todos los medios han usado fotos de la familia presidencial sin ser llamados canallas, asumimos que la reacción del presidente Petro tiene el efecto central de desestimular que los medios sigan indagando en la historia de su hijo, Nicolás, y las graves acusaciones que se le endilgan y en la responsabilidad que le cabe al presidente en este escándalo. No es casualidad que su reacción ocurra el día en que La Silla Vacía revela un testimonio de su exmujer afirmando que su hija Andrea le había contado al presidente sobre el escándalo desde diciembre y que él se había demorado dos meses en actuar.
La política de La Silla Vacía es que los funcionarios tienen derecho a su vida privada salvo cuando ésta interfiere o afecta el interés público. En este caso, la relación entre el presidente y sus hijos se vuelve de interés periodístico a partir del grave escándalo en el que está inmerso el diputado Nicolás Petro. Consideramos igualmente de interés periodístico la injerencia de Verónica Alcocer en los asuntos del Estado, y en particular, cuando ha usado su posición para conceder privilegios a particulares, como lo revelamos en esta historia reciente.
Así como hemos publicado estas historias sobre los familiares del presidente y su abuso de poder, lo hicimos en el pasado con los otros presidentes que hemos cubierto. Por ejemplo, en este perfil de Iván Duque indagamos la relación con su familia y el papel de sus familiares en su vida y su carrera. En esta, escribimos un perfil de su hermano, cuando salió a la luz que acompañaba constantemente a Duque en sus viajes y aquí sobre su mamá, cuando fue mencionada en el caso de Mario Castaño.
Durante el gobierno Santos, publicamos esta historia, cuando su hijo Martín empezó a atacar a la oposición en redes y esta sobre la relación del presidente con sus primos y familiares con poder.
Y cuando Álvaro Uribe era presidente, escribimos sobre los problemas de la entrada de sus hijos Tomás y Jerónimo al negocio del reciclaje. Cuando su hijo Tomas entró a jugar de lleno en la campaña de 2022 y sobre su cuñado, cuando llegó a Palacio de Nariño como asesor de Duque. Esto sin mencionar sendos artículos sobre su primo Mario Uribe, condenado por parapolítica.
Incluso, hemos escrito sobre las familias de otros personajes poderosos que no han llegado a la presidencia. Este, por ejemplo, aplaudido por Petro en su momento, es un perfil de los hijos de Rodolfo Hernández, a partir del papel que tenían en su carrera. Hicimos este sobre el emporio económico de los Char: y este más sobre el negocio con notarías que tenía la familia del ministro del Interior de Duque, Daniel Palacios.
Como lo muestran todas estas historias, el cubrimiento que hemos hecho de la familia presidencial cuando tiene una relevancia pública es parte del cubrimiento que ha hecho La Silla Vacía del poder en sus 14 años de existencia.
La Silla entiende que si publica una historia que no es cierta, el presidente está en todo su derecho de solicitar una rectificación. Incluso de discutirla públicamente. Pero no de calificar de “relatos periodísticos” las noticias que se revelan en su contra como lo hizo siete veces en su reciente entrevista con Cambio o de insultar a un medio.
Esto es precisamente lo que han hecho otros presidentes como Donald Trump o Nayib Bukele en su afán por debilitar el pilar que representa el periodismo independiente en una democracia.
Ya la Flip le ha llamado la atención al presidente por sus pasadas agresiones a los medios. Con su insulto a La Silla Vacía lo volvió a hacer.