Jorge Iván Ospina volvió a la Alcaldía de Cali con altas expectativas, por los logros de su primera administración. Una pandemia, un paro nacional y varios escándalos después, termina con una desaprobación de más del 70 por ciento y una imputación en la Fiscalía.
“Fue tan difícil que hoy reflexiono cuatro años después de haber comenzado gobierno y pienso que uno de los méritos fue terminar”, dijo el alcalde en su rendición de cuentas. Esto fue lo bueno, lo malo y lo feo de su administración.
Lo bueno
Los Parques para la Vida
Los proyectos más sonados fueron los Parques para la Vida en lugares representativos de la ciudad: El parque Corazón de Pance, el Centro de Ciencia y Tecnología de San Fernando, el Parque Pacífico, el Corredor Ambiental de Cristo Rey y el Bulevar del Oriente.
Los parques tienen valor simbólico. El del Oriente, busca convertir a una de las zonas más vulnerables de la ciudad en un destino turístico, y dotar de espacio público a sus habitantes. En Pance, se busca ponerle freno a la construcción de vivienda en los alrededores del río y con el Parque Pacífico se busca seguir dándole impulso a la tradición cultural de la región, que ha ganado protagonismo en los últimos años. El proyecto Cristo Rey, por otro lado, fue construido en predios que antes le pertenecían a los Rodríguez Orejuela, resignificando lo que alguna vez fue un trofeo del narcotráfico.
Las obras tuvieron una inversión de 200 mil millones y, pese a que no fueron terminadas, representan beneficios en materia cultural, ambiental y de esparcimiento. “El tema de los parques es criticado, pero es un avance para posicionar a la ciudad a futuro”, afirmó desde la oposición el concejal Roberto Rodríguez, del Centro Democrático.
La semana pasada fue inaugurado el Bulevar del Oriente, con la asistencia del presidente Gustavo Petro. De acuerdo a los datos del laboratorio Cali Contrata Bien, con base en los informes de la Alcaldía, el del oriente es el más avanzado con un 70%. El de Pance está en alrededor del 25%, el de Cristo Rey cercano al 60%, el de San Fernando lleva un 64% y el Parque Pacífico 36%.
Obras sociales, educación superior y malla vial
De acuerdo con Juan Pablo Milanese, analista político y profesor de la Universidad Icesi, a Ospina se le dificultó establecer un legado: “Es difícil verlo, contrario al Ospina de 2007-2011, donde sí se vio un legado mucho más material. Habría que analizarlo de forma más localizada”. Al mirar obras y proyectos en sectores específicos, se destacan educación superior, vías, animales y comedores comunitarios.
El programa Todos y Todas a Estudiar benefició alrededor de 8 mil jóvenes con becas universitarias y cursos educativos. “Ese programa de inclusión educativa es muy relevante. Se consolidó como modelo”, afirmó el secretario de Educación, Darwin Lenis. También se fortaleció el Instituto Popular de Cultura que se transformará en la Institución Universitaria de las Culturas y las Artes Populares, un tema clave en la marca de ciudad de Cali, donde las artes escénicas y el cine tienen una tradición importante.
Otra de las obras destacadas es el Centro de Bienestar Animal. “Logramos materializar el Centro de Bienestar Animal y otros como el programa de calle con enfoque interespecie, que se puso en funcionamiento con un hogar de acogida único de su tipo en el país”, afirmó el concejal verde Terry Hurtado, quien acompañó dichos proyectos.
En infraestructura se destaca la rehabilitación de parte de la malla vial, en la que fueron invertidos 118 mil millones. Según el observatorio de la Unidad de Acción Vallecaucana (UAV) se recuperó el 25 por ciento de las vías de la ciudad.
Fue un éxito el programa de comedores comunitarios, que atiende 80 mil personas diarias en los barrios populares de Cali. Además, se redujo el desempleo en un 18% y la inseguridad alimentaria en un 2,3%, respecto a las cifras que encontró en 2020.
Se avanzó en la protección de la vida
Diferentes voces coinciden en que en la ciudad estuvo bien dirigida durante los meses más críticos de la pandemia. “La formación del alcalde como profesional de la salud y su experiencia en crisis hizo que se orientara de manera acertada las acciones de mitigación y contención”, afirmó Rodrigo Salazar, exsecretario de Participación Ciudadana de Ospina y concejal electo por el Partido Verde.
“La Secretaría de Salud manejó bien el tema de la pandemia y eso hay que resaltarlo. Hubo muertos, por supuesto, pero hubo una buena reacción que permitió que esas cifras fueran las mejores posibles”, dijo Marvin Mendoza, director de Cali Cómo Vamos. Mendoza también resaltó la recuperación económica de la ciudad después del encierro.
Por otro lado, siguió bajando el homicidio, al pasar de 1116 casos en 2020 a menos de mil casos en 2022, y se espera que este año también cierre por debajo de los mil homicidios. Según el medidor del cambio en las ciudades de La Silla, Ospina fue el segundo alcalde de grandes ciudades que logró bajar más el homicidio, un 8% frente a cómo lo recibió. Aún así Cali sigue siendo la ciudad grande más violenta del país.
Lo malo
El aumento del hurto
De acuerdo con Cali Cómo Vamos, el año pasado fue en el que más denuncias de hurto a personas en los últimos 13 años. Pese a que este año los registros muestran una mejoría sustancial, hay dudas alrededor del manejo de las estadísticas.
Las cifras coinciden con una creciente percepción de inseguridad. De acuerdo con la última encuesta de CCV, el 59 por ciento de los caleños consideran que los atracos callejeros son el principal problema de sus barrios.
La sensación de inseguridad se sustenta en las cifras de hurto a personas y en Cali se ha visto agravada por otros factores como el deterioro del alumbrado, el mobiliario público y los impactos físicos y psicológicos que dejó el paro nacional. Además, las problemáticas socioeconómicas que se agudizaron en la pandemia también tienen que ver.
El aumento del hurto ha sido una cuenta de cobro no solo para el alcalde, sino también a los sectores progresistas cercanos al presidente Petro, que quedaron rezagados en la definición del nuevo alcalde.
La falta de liderazgo en el paro nacional
Cali se convirtió en el epicentro de las manifestaciones de 2021, pero también del vandalismo y de la violencia policial. De acuerdo con Indepaz, en la ciudad murieron 45 personas en el marco de las manifestaciones, la mayoría presuntamente asesinadas por la fuerza pública.
Económicamente, según estimaciones de la Cámara de Comercio de Cali, las pérdidas representaron 100 mil millones diarios. Los daños en los bienes del distrito alcanzaron los $36 mil millones y casi $40 mil en el sistema de transporte MIO. Mientras que sectores de derecha señalan al alcalde por su permisividad, líderes de la movilización lo acusan por su falta de compromiso con los manifestantes.
“El paro fue el peor de los daños que nos hicieron en esta Alcaldía. El alcalde fue permisivo, lo que terminó en vandalismo. Las autoridades no intervinieron de manera férrea”, afirmó el concejal Rodríguez. “Se perdió el principio de la autoridad y se negoció la seguridad con los vándalos”, agregó.
“Ospina se comprometió a muchas cosas en las mesas de diálogos y al final no cumplió nada”, dijo Geovany Jurado, líder juvenil que hizo parte de la Primera Línea. Pese a que reconoció la voluntad de diálogo, dijo que “era más lo que hablaba que lo que ejecutaba” y que “logró dilatar la resistencia, a tal punto que acabó el periodo y no cumplió”.
Los efectos físicos del paro fueron recuperándose con el tiempo, pero permanece una ruptura entre los ciudadanos y las instituciones que afecta todos los aspectos de la ciudad.
Los escándalos
A escasos 15 días del final de su administración, Ospina fue citado por la Fiscalía que le imputará cargos por el presunto delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales. El contrato en pesquisa fue firmado para un alumbrado móvil durante la navidad pandémica y es solo uno de múltiples escándalos que rodean su administración.
Otro de los más sonados fue en 2022, cuando fueron denunciados posibles sobrecostos en la compra de mobiliario en Emcali y uno más fue por presuntas irregularidades en la contratación de la feria virtual realizada en 2020.
Recientemente, la Contraloría General de la Nación abrió seis procesos de responsabilidad fiscal contra su administración, por cerca de $52.072 millones. En abril, esa misma entidad ya había embargado las cuentas del alcalde.
“Siempre es señalado en titulares de prensa, pero por actos de corrupción. Eso espanta cualquier inversor”, indicó el concejal Rodríguez. “La ciudadanía no perdonó todos los cuestionamientos de contratación y ejecución de nuestros recursos públicos”, opinó Diana Rojas, exconcejal y excandidata a la Alcaldía.
Para Ospina y su equipo, los cuestionamientos hacen parte de una estrategia de desprestigio por parte de sus opositores. “Recibí la agresión sistémica de diversos sectores. Una agresión calculada, premeditada e instalada con el objetivo de socavar la gobernabilidad”, dijo el alcalde en su rendición de cuentas. “Me embargaron las cuentas, me dificultaron mi desarrollo, me llevaron a la Procuraduría y a la Contraloría, por eventos que yo jamás realizaría”, agregó.
Lo feo
Empeñó la Alcaldía
Desde la campaña, Ospina buscó gobernabilidad a través de transacciones burocráticas, pero el resultado fue el contrario. Sus alianzas no solo pusieron un manto de duda sobre sus acciones, también le restaron maniobrabilidad en la toma de decisiones.
“Los acuerdos políticos de campaña limitaron gran parte de su autonomía de gestión. Esta influencia negativa estuvo localizada en organismos y entidades tan importantes como Emcali”, dijo el exsecretario Rodrigo Salazar.
“Se demandaron espacios dentro de la administración y las empresas municipales. En cuanto mayor es el número de actores que hay que integrar a esos espacios a cambio de apoyo, menor es la libertad para poder tomar decisiones”, explicó el profesor Milanese.
Además de dichas alianzas, algunas de ellas con políticos cuestionados como el exgobernador Juan Carlos Abadía, se acudió excesivamente contratación directa. Según el Laboratorio Mi Cali Contrata Bien, el 98 por ciento de los contratos firmados por la Alcaldía fueron bajo modalidades no competitivas.
Los contratos por prestación de servicio aumentaron, y junto a ellos el riesgo de clientelismo. Hay 12.500 personas en esta modalidad, muchas contratadas por menos de seis meses. El laboratorio estima que los prestadores crecieron un 13 % respecto a 2019.
Problemas de ejecución y articulación
Con corte a septiembre, el avance del Plan de Desarrollo es de 69 por ciento, un porcentaje medio-bajo que evidencia los problemas que tuvo la Alcaldía para sacar sus proyectos adelante.
De las 712 metas, 126 no han avanzado, con la claridad de que algunas ya se están ejecutando, pero solo entrarán a las cuentas cuando estén terminadas. Otras serán promesas incumplidas, como el sistema de bicicletas públicas y el sistema distrital de cuidado. La situación del sistema transporte público MIO también empeoró.
Por otro lado, Ospina casó peleas con el sector empresarial de la ciudad, con la gobernadora Clara Luz Roldán y con sectores de izquierda. Los constantes roces terminaron haciendo aún más difícil su gestión. “Hubo una ausencia total de puentes de conversación con el sector empresarial y falta de disposición para hacer equipo”, opinó Lina Sinisterra, gerente seccional de la Andi.
Tal como Daniel Quintero en Medellín, Ospina se enfrentó a los sectores empresariales tradicionales, argumentando diferencias políticas e ideológicas. Corrieron la misma suerte. En sus cruzadas no encontraron el respaldo ciudadano y terminaron aislados.
“Nos equivocamos de relacionamiento con algunos gremios. En especial con el sector productivo y empresarial. A la administración le faltó tacto”, dijo el secretario Lenis. “Se debió hacer más de trabajo en unión con los diferentes actores de la ciudad. Eso nos hubiera ayudado mucho a dar respuesta”, afirmó Jamés Agudelo, exsecretario de Desarrollo Territorial y ahora concejal electo por el Liberal.
Los malos resultados y los escándalos, agudizados por el caos de la pandemia y el estallido social, dan como resultado una administración para el olvido. Sin embargo, los procesos judiciales en contra de Ospina y varios de sus aliados la harán difícil de olvidar. Solo la continuidad de los proyectos que dejó avanzados podría matizar su fracaso.
La ñapa: A pesar de los esfuerzos con programas como los comedores comunitarios, el año pasado, en Cali murieron cuatro niños de hambre, la cifra más alta en los últimos cinco años.