Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Al alcalde Galán le gustan las ruedas de prensa y los videos en redes sociales. Le gusta ponerse en los zapatos del estadista que explica las crisis y llama a los bogotanos a estar a la altura de las circunstancias.
Y la verdad, con el tema del agua, parecería hacerlo bien. Se ve tranquilo, amable, conocedor del tema. Cuenta que aunque los niveles de los embalses han subido, todavía no podemos estar tranquilos. Que aunque hemos reducido el consumo, todavía tenemos que hacer mucho más. Nos da detalles sobre qué días gastamos más agua y cuáles van a ser las sanciones para los derrochadores.
Parecería decirnos que estamos caminando por una cuerda floja, pero que si lo seguimos y hacemos un esfuerzo colectivo, vamos a salvarnos. Y bacano. Eso es lo que se supone que deben hacer los líderes.
Con esa lógica, uno supondría que el nuevo Plan de Desarrollo de la alcaldía –que aterriza los objetivos de la ciudad para los siguientes cuatro años– le daría prioridad al tema del agua. Que tendría unas metas ambiciosas respecto a conseguir más agua para la ciudad, reducir el consumo promedio, bajar las perdidas operacionales, terminar las obras de optimización programadas, construir embalses, reciclar agua, utilizar el agua lluvia, etc., etc.
¿Pero, adivinen qué?
Aunque el alcalde publica todos los días en Twitter una gráfica mostrando cuánto consumimos el día anterior (uno supone que con el objetivo de que consumamos menos el día siguiente) en el Plan no quedó nada, nada, nada de reducción de consumo promedio de agua. Es decir, que el acueducto no tendrá eso como un objetivo estos cuatro años y que si decide hacerlo, tendrá que hacer maromas para asignarle presupuesto.
Tampoco quedó nada, nada, nada en el Plan sobre aumentar la oferta de agua que tiene la ciudad. Nada sobre terminar las obras de optimización que ya deberían estar terminadas, nada sobre avanzar en las obras de expansión, sobre reciclar agua, usar aguas lluvias. Nada, nada, nada.
Según el Plan de Desarrollo, lo que necesita Bogotá para no quedarse sin agua es hacer un nuevo plan de abastecimiento, una planta de tratamiento de aguas residuales y reforestar. Todo lo cual es importante, pero no parecen medidas de urgencia para que Bogotá no se vaya a quedar sin agua.
Es decir, lo que cuando alcalde da ruedas de prensa parece la batalla final, en el Plan de Desarrollo parece una partida de ajedrez.
O para ponerlo de otra forma, lo que está haciendo la alcaldía con el agua parece el dicho ese de “puro tilín tilín y …”
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