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Siempre han repetido que hay una gran riqueza en la diversidad natural de Colombia pero, muchas veces, esa frase se queda en la nebulosa. Por eso es tan importante el catálogo que público el Instituto Humboldt en diciembre de 2022, donde identifica más de 15 mil especies de plantas y hongos útiles que hay en el país. Exactamente, clasifica 7.790 plantas y 7.251 de hongos con sus respectivos usos y su ubicación geográfica.
Dentro de esas 7.790 plantas está el cacay. Un árbol nativo que tiene como fruto una nuez con tanto potencial que, en dos décadas, podría ser tan poderoso e importante como el aceite de palma.
Gran parte de ese potencial se da por el aumento del consumo de nueces. A nivel mundial son un producto de alto valor y debido a las tendencias de la alimentación saludable y del cambio gradual de la proteína animal a la vegetal, el aumento de la demanda de nueces es mayor al incremento de la oferta, lo que hace que sea un producto con un mercado cada vez mayor.
Adicionalmente, si la venta de la nuez de cacay se da en gran escala, se podría aseverar que sería la primera vez en 50 años que sale al mercado una nueva nuez. Actualmente, se estima que hay diez nueces comerciales en el mundo; un nicho que mundialmente es dominado por la almendra. Pero que sea dominado por la almendra, no significa que la nuez de cacay no tenga espacio. Por el contrario, en la variedad hay una gran ventaja.
Lo que resulta fascinante es que, a nivel mundial, todo el desarrollo del cacay existe únicamente en Colombia. Esto se debe al trabajo de empresarios que llevan más de quince años apostándole a la ampliación de esta cadena, en particular, las empresas Kahay y Tacay. En estos útilmos años, estas lograron:
- Domesticar la mejor variedad posible para cultivarla, primero en vivero y luego en finca.
- Reducir el ciclo productivo del cacay de 8 años a 3 años, utilizando injertos.
- Desarrollar la maquinaria necesaria para la planta de transformación.
- Conceptualizar los distintos productos como aceites, miel y harina.
- Aprovechar los subproductos del aceite de cacay, sacando una harina de proteína.
Todos estos avances resultan muy pertinentes si los conectamos con las tendencias de consumo global de agroalimentos. Esta cadena tiene dos características que son vitales y que van alineadas a lo que demanda el mercado premium, es decir, tiene un modelo de producción sostenible y es un superalimento.
La nuez del cacay viene de un árbol nativo, por ello resulta ideal para recuperar áreas degradadas. Adicionalmente, como es un árbol que fue recientemente domesticado, la variedad que se siembra no está lejos de su estado natural, lo que implica que el árbol puede desarrollar su ciclo productivo y al mismo tiempo puede coexistir con distintos insectos sin necesidad del uso de plaguicidas químicos.
Asimismo, es un árbol que crece muy bien en las zonas ganaderas, por lo que se está empezando a hacer pilotos con la ganadería para arreglos agroforestales. Esto permitiría lograr que la producción ganadera sea más sostenible.
Por otro lado, tenemos todas las virtudes nutricionales. La nuez del cacay es alrededor de 40% proteína y contiene nueve aminoácidos esenciales. Es un porcentaje de proteína altísimo, si tenemos en cuenta que en 100 gramos de pechuga o de lomo de res hay entre 25 y 30 gramos de proteína.
Estas propiedades nutricionales de la proteína vegetal son muy atractivas para el mercado. El mundo cada vez demanda mayor proteína vegetal, ya que, recordemos que los flexitarianos (semi-vegetarianos) constituyen el 11% de la población global.
Por último, no podemos hablar del cacay sin hablar de su aceite. Este producto tiene distintas aplicaciones:
- Es alimenticio, por ser rico en omegas 6 y 9 que son clave para prevenir enfermedades cardiovasculares.
- Tiene aplicaciones cosméticas por sus propiedades de vitamina E, que reduce de manera significativa las arrugas.
- Es farmacéutico, porque ayuda a cicatrizar, por sus propiedades regenerativas y antiinflamatorias.
La cadena de cacay contiene todas las características que demanda los mercados premium: sostenible, novedoso y ser un superalimento. Ojalá cuente con el apoyo del sector público. Hasta ahora, el Ministerio de agricultura creo la cadena de cacay y asignó un secretario, pero se necesita una visión pública de más alto nivel para poder convertir la cadena de cacay en una cadena tan importante como la de palma de aceite. Ojalá no se quede solo en una anécdota con potencial.