Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Más de 6 meses llevan los productores del sector lácteo quejándose ante el gobierno por los múltiples problemas que atraviesa este importante renglón del sector agrícola, que es el modo de sustento de más de medio millón de familias colombianas. En 2023, Colombia importó entre 10.719 y 15.000 toneladas de lactosueros por un valor de 11,5 millones de dólares, al tiempo que los lecheros producen a pérdida. En Nariño, por ejemplo, se produce a $1.290 el litro de leche y el precio de compra es de $1.200.
El senador de ese departamento fronterizo, Richard Fuelantala ha realizado dos audiencias en el Congreso de la República, para escuchar las peticiones de los productores y exigirle acciones de protección al gobierno. Aunque los representantes del Ministerio de Agricultura han manifestado que se están adelantando conversaciones con el Invima y Ministerio de Comercio para tener claridad sobre temas sanitarios y fitosanitarios de estas importaciones, y han anunciado programa de compras públicas, las soluciones aún no llegan. El nuevo ministro de comercio aseguró en una entrevista reciente que “hay merito en las preocupaciones”, lo cierto es que contrario a las promesas de Petro en campaña, según “Mr Taxes”: “Por ahora, no habrá renegociación del Tratado de Libre Comercio (con Estados Unidos)“.
No sobra recordar que en la actualidad Colombia tiene 17 tratados de libre comercio con 65 países distintos. Colombia y Suiza, por ejemplo, tienen un Tratado de Libre Comercio (TLC) que entró en vigor el 1 de julio de 2011. El TLC se negoció junto con otros tres países miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio (Aelc): Liechtenstein, Noruega e Islandia. Una vaca suiza recibe el equivalente a un millón setecientos mil pesos mensuales en subsidios (€ 392 a cambio actual), al tiempo que en Colombia los productores trabajan a pérdida, y en la mayoría de casos sus ingresos no llegan a sueldo mínimo completo. ¿Qué hace Colombia exportando 10.000 toneladas de leche de Bolivia cuando puede ser autosuficiente?
Los lecheros esperan una pronta respuesta a sus sentidas peticiones. Es perentorio detener el dañino comercio intrafirma que permite a las grandes transnacionales y sus agentes en Colombia importar leche en polvo y luego rehidratarla causando que se rieguen en las carreteras miles de litros de leche en un país que tiene hoy al menos 17 millones de personas que pasan hambre.
¿La tierra para quienes la trabajan?
El otro tema que deberá afrontar con celeridad la nueva ministra del ramo, Martha Carvajalino, es el de la reforma agraria. Son muy graves las recientes denuncias sobre corrupción en la compra de tierras. En adición a estos fundados cuestionamientos, la ejecución del programa bandera de Petro ha sido muy lenta y al parecer adolece de problemas organizativos en interior de la Agencia Nacional de Tierras, a tal punto que ha causado manifestaciones de inconformismo por parte de sectores campesinos que han sido afines al Gobierno.
De las tres millones de hectáreas (ha.) prometidas al inicio el gobierno, la meta se modificó a la baja por 1,5 millones de ha. y de estas, según el “Contador oficial de la Reforma Agraria” se han entregado dentro del programa específico de compra y entrega de tierras apenas 88.000 ha. del millón y medio planeado. El cuestionado Director de la ANT, Felipe Harman dice que son 93.000 las hectáreas compradas y entregadas, lo cierto es que al ritmo actual muy difícilmente se llegará a un tercio de la meta al final de este cuatrienio.
La Dra. Diana Valencia, profesora de la Universidad de Aberystwyth en el país de Gales, escribió en su tesis titulada: “La cuestión de la alimentación campesina, Reformas agrarias, descampesinización y soberanía alimentaria en Disputa, Colombia, 1961-2013”, a este respecto, lo siguiente:
“(…) la reforma agraria integral no es simplemente una reforma agraria. No solo debería ofrecer a los campesinos tierras, sino también autonomía para gestionar sus recursos, incluidos el agua y las semillas, y debería facilitar mercantilización y condiciones de justicia social (…) Las reformas agrarias efectivas no son simplemente leyes, sino políticas y soluciones sistémicas con impactos redistributivos y cambios radicales en las relaciones de poder”.
En otras palabras: los agricultores no son lombrices, no pueden subsistir solo con la propiedad de la tierra, necesitan insumos, maquinaria, semillas y garantía de precios y/o de compra de cosechas, como sucede en Europa o Estados Unidos donde la soberanía alimentaria es un asunto de seguridad nacional. Acá, por el contrario, se han dado casos donde los beneficiarios de la Reforma Agraria les entregan la tierra, pero se quedan esperando que lleguen los demás apoyos que son vitales para la producción.
Agrega la Dra. Valencia que: “Las acciones de quitar o limitar el acceso de los campesinos a esos recursos, por lo tanto, tienen efecto contrarreformista. Entendemos fácilmente que quitarle su tierra al campesino es contrarreforma. Pero cuando es el mercado (el que se las quita) ya no es tan claro”: Mientras los TLC sigan vigentes, y se firmen nuevos, como pretende Petro, el objetivo último de la reforma agraria no podrá cumplirse.
Es claro que pasar de importar 5 millones de toneladas de alimentos en 2006 a 16 millones en 2023 es una gran muestra de la forma en la que el comercio internacional, en la mayoría de renglones agrícolas, antes que mejorar ha implicado el deterioro de la economía agrícola colombiana y del trabajo nacional que esta emplea, al tiempo que ocasiona un gran hueco en nuestra soberanía y seguridad alimentarias. No hay que perder de vista el tratado comercial que viene en camino, la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (Apep), que es en últimas un ALCA 2.0, otro TLC para hacer del Continente una inmensa zona franca, del cual Petro ya participa.
La exministra Mojica será recordada por las relaciones conflictivas que tuvo con varios de los gremios del sector. En Café, el principal producto agrícola del país, pretendió quitarle a la Federación la administración del Fondo Nacional del Café. En el sector arrocero es recordado el rifirrafe que tuvo con los productores, cuando la ministra los llamó “multimillonarios”, desconociendo las dificultades que pasan y la composición socioeconómica del sector.
Son muy grandes los retos que enfrenta la nueva ministra Martha Carvajalino. Ojalá pueda cumplir la promesa de Petro en campaña de “acabar el hambre” y tenga la entereza para explicarle al país y a los productores del agro, lo que se nos viene cuesta arriba con la implementación de la Apep.