Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
La incertidumbre reina sobre las elecciones presidenciales previstas en Venezuela para el 28 de julio. Según los más escépticos, un gobierno como el de Nicolás Maduro que es caracterizado por su autoritarismo, no va a estar dispuesto a ceder el poder en caso de que pierda esos comicios. Mientras que, en el otro extremo, la gran mayoría de la oposición democrática venezolana, cree que es la mejor oportunidad que se ha presentado para iniciar el camino de la democratización en el país vecino.
Son múltiples los escenarios que hay que tomar en cuenta para vislumbrar qué podría suceder en Venezuela en el muy próximo futuro.
1. Gana Nicolás Maduro
Contra todo pronóstico, Nicolás Maduro da vuelta a las encuestas que auguran un amplio triunfo de la oposición y logra imponerse a la alianza opositora.
Este escenario parece improbable cuando faltan ya pocos días para la celebración de las votaciones. Luce cuesta arriba que el gobierno pueda remontar la amplia ventaja a favor de la oposición que muestran las encuestas y que se ha confirmado en las calles con las grandes movilizaciones lideradas por la proscrita líder opositora María Corina Machado y el candidato unitario de la oposición, Edmundo González Urrutia. Sería, sin embargo, la mejor situación para el actual gobierno venezolano de cara a superar el aislamiento internacional al que se ha visto sometido.
2. Se suspenden las elecciones
Ante las malas perspectivas para alcanzar la victoria, el madurismo decide suspender las elecciones con alguna excusa de peso que ameritase la declaración de una emergencia nacional. Las fricciones sucedidas desde finales del año pasado con Guyana por la reclamación del Territorio Esequibo fueron interpretadas por algunos analistas como una posible carta que justificase la desconvocatoria de los comicios. Los recientes señalamientos vertidos por el presidente venezolano contra la oposición, acusándola de estar organizando actos terroristas para generar un apagón eléctrico o desórdenes el día de las elecciones podrían tener también esta intención.
Esta circunstancia le generaría un alto costo al gobierno tanto interna como externamente.
3. Fraude electoral
Si se cumplen las predicciones de una muy amplia victoria opositora, el gobierno de Nicolás Maduro podría verse tentado a cometer un fraude electoral para atribuirse el triunfo. Para ello contaría a su favor con el control que ejerce sobre el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el resto del entramado institucional del país, incluyendo las Fuerzas Armadas –que juegan un papel importante en el desarrollo de las elecciones–, así como la débil observación internacional que se espera del proceso después de que la autoridad electoral retirase la invitación a la Comunidad Europea.
Hay que considerar igualmente la posibilidad de que a última hora sea suspendida la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en el tarjetón electoral, lo que podría generar muchos votos nulos que se descontarían de los que le corresponden a Edmundo González Urrutia. Este entorno ahondaría el repudio internacional al que se ha visto sometido el régimen chavista y lograría el efecto contrario de alcanzar mayor legitimidad y reconocimiento.
4. Triunfa la oposición
El candidato opositor Edmundo González Urrutia vence con claridad en las elecciones y su triunfo es reconocido por el gobierno de Nicolás Maduro. El régimen aceptaría el triunfo de la oposición a sabiendas de que el chavismo mantendrá un fuerte control institucional que le permitirá conservar importantes cuotas de poder en la Asamblea Nacional, la Fiscalía, la Contraloría, el Consejo Nacional Electoral, las Fuerzas Armadas y los organismos de seguridad, por citar solo algunos.
Este escenario se inicia una negociación entre las partes que dé garantías de que no habrá acciones retaliativas contra los integrantes del régimen y los militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), quienes podrían seguir en la actividad política.
Se trata del mejor escenario posible para garantizar una transición pacífica y ordenada hacia una democracia plena.
5. Palos en la rueda al nuevo gobierno
Gana la oposición venezolana y aunque Nicolás Maduro admita su derrota, se dedica en el espacio de más de cinco meses que mediará entre la fecha de las elecciones y la toma de posesión del nuevo presidente, a reformar leyes y crear las condiciones para generar obstáculos y neutralizar la acción del nuevo gobierno.
Lo más probable es que en esta circunstancia se genere una gran crispación e inestabilidad política con protestas callejeras e incremento de la represión.
6. El chavismo no reconoce la derrota
El gobierno de Nicolás Maduro no reconoce que ha perdido las elecciones y aprovechando su control de las demás instituciones del Estado genera una crisis política de consecuencias imprevisibles.
En este escenario también es muy posible una situación de protestas en las calles y de censura internacional que ahonde la crisis política, económica y social venezolana.
7. El nuevo gobierno se radicaliza
En el marco de un triunfo de la oposición, los sectores más radicales e intransigentes en su seno se imponen en la coalición que debe formar el nuevo gobierno e impiden algún tipo de negociación con el chavismo.
Esta situación daría continuidad al clima de extrema polarización que ha impregnado la política venezolana en las últimas décadas, lo que dificultaría la transición democrática que se busca en el país vecino.