El miércoles pasado el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, firmó el acuerdo que le dio vida a su plan de desarrollo. Lo hizo desde su despacho en la Alpujarra, acompañado por la directora de Planeación, Ana Catalina Ochoa, y la gerente de Proyectos Estratégicos, Verónica Suárez. “Trabajaremos para llevar a Medellín a otro nivel”, dijo entonces el alcalde, posando para una fotografía, con un bolígrafo en la mano derecha y un folio de casi mil páginas sobre su escritorio.
Un día antes, Mónica Ospina, la directora de Cómo Vamos en Medellín (una red con participación privada que mide la gestión pública en varias ciudades del país), presentó el informe de calidad de vida para los últimos cuatro años. Ante un auditorio lleno, con “Fico” —como es conocido— y su gabinete en primera fila, la directora entregó el balance tras el paso de Daniel Quintero: la desnutrición en niños aumentó; la tercera parte de las familias tuvo problemas para acceder a las tres comidas diarias; la pobreza multidimensional creció; y la educación también cedió terreno.
La radiografía reavivó la discusión sobre el alcance del plan de “Fico”. Para buena parte del establecimiento paisa es justo lo que la ciudad necesitaba; mientras que para algunas voces críticas es una apuesta tímida, que no lleva a la ciudad a “otro nivel”, como el alcalde ha prometido. “Uno no entiende cuál es ese otro nivel. Medellín está quieta, mientras que Bogotá está construyendo su línea del metro y Barranquilla, 16 mil viviendas”, anticipa Daniel Duque, exconcejal y excandidato de centro a la Alcaldía.
Un plan de recuperación, con respaldo del establecimiento paisa
Ospina, de Medellín Cómo Vamos, dice que el equipo de “Fico” recogió las necesidades claves que hoy tiene la ciudad, luego del descalabro que tuvieron los principales indicadores de calidad de vida en el gobierno de Quintero. “Hemos respaldado el plan de desarrollo porque es muy social. Ese plan es cerca del 60% de los problemas que estábamos advirtiendo”, dice la directora.
El informe entregado por Cómo Vamos se soporta en una encuesta a 1.510 ciudadanos y se nutre con fuentes de información públicas. En este, además de la pérdida de confianza de los medellinenses en su gobierno (24% fue la cifra que registró Quintero en 2023), se reseñaron retrocesos en indicadores que podrían tomar años en recuperarse.
Fue el caso de la desnutrición crónica en niños menores de cinco años. La cifra llegó a más de 9 mil menores en esta condición en 2023, ubicándose como la más alta en los últimos 12 años. Y además, siendo el registro más preocupante desde 2008, otras 350 mil personas pasaron a engrosar la lista de inseguridad alimentaria (entre severa y moderada).
Pero la lista es larga.
La pobreza multidimensional, que mide el acceso a vivienda, empleo, salud, educación y servicios públicos, volvió a los niveles de 2018 —primera alcaldía de “Fico”— . La cifra marcó por encima de los 10 puntos, tanto en la zona urbana como en los corregimientos. Y en el plano educativo, además del deterioro de 410 de 421 sedes públicas, Medellín se convirtió en la ciudad principal del país con más estudiantes repitentes.
“Entregaron computadores, pero los niños estaban desertando y bajando sus competencias. Un computador puede ser muy bueno, pero los colegios se estaban cayendo”, dice Ospina sobre la gestión de Quintero, quien se alinea con el plan de recuperación de “Fico” y reconoce que se ajustaron indicadores que en principio lucían tímidos en estos frentes.
Como un plan “esperanzador, en tiempos de crisis”, lo describe Ochoa, la directora de Planeación y quien estuvo al frente de su estructuración, en diálogo con La Silla: “Retrocedimos un montón en calidad de vida, y para mover un punto en calidad de vida se necesita mucha institucionalidad, tiempo y presupuesto”.
Con esto en mente, agrega un miembro del gabinete, que pidió la reserva por no tener vocería, la política social se concibió como una prioridad. “La administración anterior dejó unos huecos gigantes en todos los frentes, por eso no tiene sentido hacer obras sin recuperar lo social: trabajar de la fachada para adentro”, dice la fuente.
Esta mirada la respaldó el Concejo, con 19 de 21 votos posibles, aprobando el plan hace un par de semanas. Entre las apuestas que aplaudieron entonces los concejales, y que hoy resalta Opsina, se cuentan los programas que buscan combatir la desnutrición y el hambre.
Para el primer frente, se concibe un aumento en la cobertura de Buen Comienzo (5.626 niños más y 148 días extras de operación, en comparación con 2023). Y para el hambre, aunque se propone la construcción de tres centros de seguridad alimentaria (la misma meta del gobierno anterior), esta administración promete reducir los hogares en riesgo de 22% a 15%.
“Llegar a lo mismo que teníamos antes no podrá ser, pero hay algunos (indicadores) que sí podremos mejorar”, dice Ospina sobre los esfuerzos que proyecta el actual gobierno. “Y recuperar no es repetir lo que teníamos antes. El cómo tiene que ser diferente. Y ese cambio lo hemos visto en este ‘Fico’”.
Ese cómo incluye proyectos nuevos como la gestión de 21 centros de cuidado para las mujeres, el acceso de 50 mil hogares a agua potable (200% más que en 2023), la construcción de una cinemateca y la habilitación de 6 casas verticales (espacios para deporte y cultura). También fortalece programas del primer “Fico”, con el regreso de Parceros, iniciativa que busca atender a 5 mil jóvenes en riesgo de ilegalidad por el alcance de bandas criminales.
Y si bien la línea del alcalde para sus secretarios ha sido “ir más allá” y romper las metas trazadas, el miembro del gabinete que pide la reserva reconoce que el plan se concibió sin la financiación del gobierno nacional —son públicas las tensiones entre “Fico” y el presidente, Gustavo Petro—. “Los $40 billones que se van a invertir vendrán de recursos propios. Es un plan de desarrollo muy realista”, dice la fuente.
Falta ambición para el “siguiente nivel” que promete el nuevo “Fico”
El alcalde ha dicho que este es el plan de desarrollo con más inversión en la historia reciente de la ciudad, pese a que se financiará en su mayoría con recursos propios (a excepción de apuestas en salud y educación, que tienen giros asegurados de la Nación, y el metro ligero de la 80, una obra que cruzará el suroccidente de la ciudad y tiene cofinanciación estatal).
Es por esto que, según Duque, el exconcejal y excandidato a la Alcaldía, la planeación debió ser más ambiciosa. Si bien “Fico” también ha hablado de “metas sociales históricas”, hay indicadores claves que no conversan con los esfuerzos para paliar el avance de la pobreza multidimensional que registró la ciudad en el último gobierno.
Aunque se proyecta una duplicación de los microcréditos para emprendedores y el Distrito espera ayudar a emplear a más de 6 mil personas (en comparación con 2023), el concejal de oposición, José Luis Marín, afirma que la política de empleo es tímida. Esto, pese a que la informalidad representó casi la mitad de la pobreza multidimensional medida por Cómo Vamos.
“Plantean acciones para mover a los trabajadores de la calle, pero no para resolver las opciones económicas de la gente”, dice el concejal. Y agrega: “Incluso algunos concejales de la coalición de gobierno han dicho que la ciudad podría ir más allá en indicadores. Muchas de las enmiendas al plan fueron por esto, porque las metas eran abstractas y difíciles de medir”.
Otro pero, en palabras del exconcejal de Medellín y representante a la Cámara, Daniel Carvalho, tiene que ver con la construcción de vivienda. “Una de las grandes crisis que enfrenta la ciudad es el déficit de vivienda. Y uno esperaría un programa ambicioso, a 12 o 20 años, porque el encarecimiento se debe justamente a ese déficit”, afirma el congresista.
El plan de “Fico” solo propone sacar del déficit de vivienda a 206 hogares más que en 2023. Y aunque proyecta 2.697 subsidios extras, Duque dice que esto será insuficiente: “Medellín tiene 200 mil familias que no tienen dónde vivir o están en malas condiciones. Eso demanda una construcción de por lo menos 20 mil casas en cuatro años para que la crisis no sea insostenible”.
Lo que dice Ochoa, la directora de Planeación, es que la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) será clave para detonar la construcción de vivienda y que, mientras eso ocurre, “estamos viabilizando temas normativos y de planeación (…) y tratando de cerrar proyectos que vienen desde hace mucho tiempo”. Esa lectura la anticipa Opsina, de Cómo Vamos, quien reconoce que el plan de “Fico” no tiene una apuesta sólida en vivienda, pero que parte de esa discusión podría remediarse a través del POT.
Pero a “Fico” también le reclaman más ambición en infraestructura (aquí puede revisar parte de sus apuestas y sus metas).
Si bien la administración promete intervenir más de 400 sedes educativas que necesitan algún tipo de reparación, además de hacer dotaciones tecnológicas, en el plan firmado por el alcalde se reduce en 28 kilómetros la construcción y el mantenimiento de vías urbanas (en comparación con 2023). Tampoco se proyecta la construcción de nuevos kilómetros de ciclorrutas, apuesta clave para la transición a una movilidad más limpia.
Ospina también reconoce que el de “Fico” no es un plan de “grandes obras”, pero la administración tiene algunas banderas en este frente. Se proyectan, además de las obras en colegios, la ejecución del 50% del metro de la 80, la construcción de 56 mil metros cuadrados de Parques del Río Norte (un proyecto que busca mejorar la oferta de espacio público en el nororiente de la ciudad, la zona más pobre) y el arreglo de 700 centros deportivos (485 más que en 2023).
“Decir que tenemos una agenda social potente no quiere decir que no tenemos una de infraestructura. Hay un equilibrio entre ambos temas”, responde Ochoa, de Planeación, ante los reclamos de más ambición en el plan de desarrollo. Pese a esto, Marín, el concejal de oposición, sentencia: “Discursivamente se plantea un salto tremendo, pero el plan es tímido en unas áreas y carece de otras. El alcalde, en la presentación del informe de Medellín Cómo Vamos, reconoció que no bastará con cuatro años para reponer a la ciudad del retroceso”.