Nadie sabe mucho de la Personería de Bogotá, pero los políticos salivan con su mención. Es una entidad con más de 1.000 funcionarios entre empleados públicos y contratistas que se encarga de vigilar a los servidores públicos de la capital. Al personero lo elige el Concejo, que luego puede ser recompensado con cuotas burocráticas y poder de influencia. Lejos de los titulares, al vigilar, investigar e, incluso, destituir e inhabilitar a los funcionarios públicos, puede convertirse en un dolor de cabeza para el alcalde de turno, en este caso para Carlos Fernando Galán.
La elección de quién será el personero de Bogotá arrancó el año pasado y no ha estado exenta de cuestionamientos. Su examen de méritos ha sido dudoso. Y detrás de al menos ocho de los candidatos están apadrinados por poderosos políticos, como los excontralores Felipe Córdoba, Carlos Hernán Rodríguez y un sector de concejales cancheros conocido como el G9.
En esta elección, la Personería les interesa a los grupos políticos que no han recibido cuotas de Galán, y que si logran poner a su candidato podrían presionar a la Alcaldía.
La Silla habló con 14 fuentes del Concejo, la administración de Galán y candidatos a la Personería sobre el proceso. Todas coinciden en que la elección será un pulso entre los concejales más experimentados y una nueva bancada que se empieza a consolidar.
Los ruidos del proceso
Los cuestionamientos de la elección empezaron desde el primer paso del proceso. Los candidatos inscritos tuvieron que hacer dos pruebas técnicas —una que equivale al 60% del puntaje y otra del 10% —. Para hacerlas, el Concejo decidió irse a cientos de kilómetros de Bogotá. Contrató a la Universidad de Pamplona, de Norte de Santander, porque entraba dentro de los $220 millones que tenían de presupuesto. La Universidad ha tenido cuestionamientos por concursos en el pasado, como sucedió con las supuestas filtraciones y malas calificaciones en el de jueces y magistrados de 2014.
En efecto, el examen salió mal. Los resultados originales de las pruebas fueron cambiados tras las reclamaciones de los aspirantes. En el primer lugar, con un puntaje de 81,25 que combina las pruebas, la experiencia laboral y los méritos académicos quedó el excontralor distrital Andrés Castro. Le siguen Liliana Cardona, con 78,75 puntos; Roberto Fuentes, con 78,25; y Marcela Pinillos con 77. Fuentes renunció al proceso en la mañana del 1 de marzo.
Aunque los reclamantes no recibieron explicaciones, sus quejas terminaron mejorando los siguientes puestos. En el quinto lugar quedó el hoy personero Julián Pinilla, que ha sido señalado por malos manejos de viáticos suyos y de directivos de la entidad. Le siguen el funcionario de la Contraloría distrital, Andrés Gustavo Rojas; el suspendido personero de Girardot, Hollmann Espitia; el excoordinador de Cambio Radical en Boyacá, Carlos Eduardo Tovar; y la expersonera Carmen Castañeda, que fue investigada por la Procuraduría en 2019 por irregularidades en viajes al exterior y condecoraciones en la entidad.
Quienes alcanzaron los mejores puntajes pasan ahora a una entrevista en la plenaria del Concejo, en la que cada miembro de la corporación les pone un puntaje de 1 a 10. Esos puntajes después se convierten en el 10% restante que determina la elección del personero de la ciudad.
En la elección de hace cuatro años, hubo denuncias de que un sector de concejales experimentados obtuvieron los resultados de las pruebas antes que la plenaria y actuaron para que la entidad quedará bajo el mando de Pinilla. “Les pusieron puntajes bajos a quienes tenían mejores calificaciones que Pinilla y 10 a él, que era su candidato”, cuenta Carlos Carrillo, exconcejal del Polo Democrático.
Pinilla era el candidato de un sector de concejales que hacen parte del grupo conocido como el Grupo de los nueve, o G9, que han sido señalados de recibir burocracia en la administración de Claudia López y participaron en la elección del concejal Rolando González en la primera vicepresidencia, un puesto reservado para la oposición. Entre los concejales cancheros están Samir Abisambra y Armando Gutiérrez, del Liberal; González de Cambio Radical; Óscar Ramírez Vahos, del Centro Democrático; Emel Rojas de Nueva Fuerza Democrática; y los verdes Julián Espinosa y Edward Arias.
A pesar de los señalamientos, Abisambra le dijo a La Silla que “aquí no hay G9, ni mucho menos, aquí estamos atentos a los resultados de la prueba técnica para que miremos la mejor opción”.
Uno de los candidatos de este año le dijo a La Silla que no recibió explicaciones sobre su reclamación. Pidió no mencionar su nombre por temor a ser castigado en la evaluación del Concejo. La universidad argumenta que las pruebas tienen reserva, por lo que no se puede confirmar si quienes mejoraron sus puntajes se quejaron por las mismas preguntas que otros reclamantes. Esta era una de las grandes críticas que hizo la concejal liberal María Victoria Vargas a la elección de la UniPamplona en el proceso.
“Hay señalamientos por los intereses del cargo, pero por ahora hemos hecho un llamado para que se vigile la elección”, dice Juan Javier Baena, del Nuevo Liberalismo y presidente del Concejo.
“Si existen pruebas sobre esos ruidos, se den a conocer antes de la elección, porque este proceso debe desarrollarse de manera transparente”, dice la vicepresidenta, Ana Teresa Bernal, del Pacto Histórico.
Los poderosos padrinos de los candidatos
Dentro de los 10 mejores resultados en la prueba técnica, por lo menos cinco cuentan con poderosos apoyos para asegurar su elección. Al tener padrinos, los candidatos llegan con fuerza a la entrevista en la plenaria, donde esos poderosos influyen sobre los concejales.
Andrés Castro, quien ocupó el primer lugar, ha sido señalado por su cercanía con el excontralor Felipe Córdoba desde que fue contralor distrital de Bogotá. Castro llegó a ese cargo con el apoyo de 26 concejales —15 de los cuales continúan en el Concejo— y la bendición del abogado Juan Carlos Granados, quien hoy es magistrado del Consejo Superior de la Judicatura.
Entre el excontralor y los concejales cancheros también hay cercanía. Como reveló Daniel Coronell, recibieron burocracia de la Contraloría General de Córdoba para esa elección. El excontralor hace parte de los nombres que suenan para lanzarse a la Presidencia en 2026.
En el segundo lugar de la prueba está la exfuncionaria de la Procuraduría, Liliana Cardona. La Silla supo que la aspirante cuenta con el guiño del destituido contralor Carlos Hernán Rodríguez. Según tres fuentes, Rodríguez mantiene algún control de esa entidad y podría usarse como un fortín burocrático para conseguir votos de los concejales para Cardona.
Según La W, Juan Manuel Galán, presidente del Nuevo Liberalismo y hermano del alcalde, llamó a concejales para garantizarle apoyos a la candidata. Sin embargo, en la tarde de ayer el director de ese partido y los miembros de la bancada firmaron un comunicado asegurando que esas denuncias eran “insinuaciones falsas y malintencionadas”.
El tercer lugar está el exdirector jurídico del Concejo, Roberto Fuentes, quien salió del proceso. Por su cargo anterior había estado en la preparación del proceso y es cercano a los concejales que siguen en la corporación. Uno de ellos es Samir Abisambra, quien dice que se declarará impedido para su entrevista y su votación. “Vamos a ver si la plenaria me acepta”, comenta el concejal.
Entre los 10 mejores puestos también están Miguel Ángel González, quien trabajó en el MinJusticia, y Andrey Rodríguez, que viene de trabajar como contralor delegado para el Sector Educación, por lo que vigilaba a la UniPamplona, que ahora lo evalúa. Además, según supo La Silla por una fuente, es de la línea de Simón Gaviria, hijo del presidente del Partido Liberal, César Gaviria.
El contrapeso a los cancheros
Aunque los concejales experimentados ya le demostraron a la administración de Galán que pueden manejar la facción de novatos de la corporación, el control de la Personería les daría una herramienta más poderosa.
Desde el Concejo reconocen que el control de la Personería podría poner a la administración de Galán contra las cuerdas a punta de investigaciones. Por eso, los nuevos concejales buscan consolidar una nueva bancada mayoritaria para que “los mismos de siempre no elijan al personero”, dice uno de los concejales, que pide el anonimato para no entrar en pelea con sus colegas.
Para eso, se reunieron más de 30 concejales la semana pasada. “Nadie quiere que se vuelvan a quedar con la Personería, por eso queremos consolidar un bloque que le haga contrapeso al G9 en el Concejo”, dice otro concejal, que pide la reserva de su nombre para no causar tensiones con sus colegas.
Por ahora, a los celulares de los concejales llegan a diario mensajes para organizar una entrevista, un café o encuentro de algún candidato a la Personería con el partido o bancada. A pesar de los resultados obtenidos en la prueba técnica, la fuerza de los padrinos y del pulso entre concejales cancheros y novatos solo quedará en evidencia con los puntajes que reciban los candidatos en la entrevista en el Concejo.