En la noche del 24 de enero, la entrada al coliseo cubierto El Salitre se convirtió en la Zona Street, el centro de la primera reunión del año de los Street Brothers, el grupo de moteros que lidera Julián Forero, más conocido como “Fuchi”, el concejal más votado en la historia de Colombia.
Con cinco ambulancias de fondo, las motos estaban parqueadas en el andén de la 68 con Avenida Mutis, en el centro geográfico de Bogotá. Iluminadas por sirenas, las motos estaban parqueadas en un camino hacia la entrada del recinto, marcada por un arco inflable con un puño y una manopla en lo alto, el logo de los Street Brothers.
Detrás del arco, cerca de 100 personas se organizaron en dos filas paralelas. Con sus cinturones en la mano gritaban “allá viene, allá viene”. Un joven empezó a correr hacia el arco por el corredor que hacían las filas de moteros. El camino de honor se convirtió en un doloroso rito de iniciación para el nuevo integrante del grupo, quien recibe latigazos mientras corre hacia el arco.
Cuando llega al otro lado, el joven es parte de los Street Brothers. Sale del rito a sobarse los golpes, mientras otros como él cruzan la formación. Así funciona la bienvenida para los nuevos integrantes.
Mirando el evento, desde una tarima improvisada, los espera “Fuchi”, el concejal que consiguió más de 70 mil votos en las pasadas elecciones del 2023.
“Los Street Brothers son mi momento de paz”, dice “Fuchi”. Está frente a una multitud de más de 300 personas que observa la tarima. “Para mí, pararme en la tarima es mi día de calle, de familia, es mi desahogo. Donde soy yo, ‘Fuchi’, el de la moto, no el político”, agrega.
El concejal motero es el primero que supo capitalizar la fuerza de las más de 500 mil motos matriculadas en Bogotá y otras 604 mil más en Soacha y Funza, municipios aledaños a la capital, según datos del Runt. En el país, la cifra asciende a unos 11 millones de motociclistas, y la experiencia de Bogotá anuncia el surgimiento de un movimiento político emergente que ya sueña con poner presidente.
Los hermanos de calle
El grupo de Street Brothers lo fundó “Fuchi” en el 2016, cuando ni siquiera tenía moto. Lo echaron de otro grupo de moteros, los Gonobikerreas, y consiguió a 200 personas que compartían los valores detrás de los “hermanos”, que ahora rodean el logo del grupo.
Ocho años después, el grupo tiene cerca de 3 mil integrantes y todos los días suma nuevos miembros. Los interesados en entrar le escriben al “abuelo”, Miguel López, uno de los primeros integrantes del grupo. Él recibe el mensaje y envía a los interesados a uno de los directivos, que se encargan de contarles las reglas y enseñarles los valores del grupo.
No se habla de equipos de fútbol, ni de religión y no se hacen rifas, esas son algunas de las reglas de los Street. De ahí, el interesado paga una cuota anual desde 50 mil pesos, “después de eso tiene derecho a la correa”, cuenta uno de los asesores de Fuchi.
“Este año no les voy a pedir dinero, todo lo que sea de los Street lo costeo yo”, dice el concejal desde la tarima. Por el escenario pasó luego un rapero, otros líderes de los Street e, incluso, modelos que posaron detrás del concejal motero. Hubo DJ, espectáculo de stunts en moto y carros de alta gama modificados.
Lo único que “Fuchi” les pidió a los asistentes fue la compra de la suscripción, con la que tienen derecho a descuentos con marcas relacionadas a las motos, red con ambulancias, 2×1 en Cinépolis, un camibuso y calcomanías del grupo.
La Zona Street se organiza un miércoles al mes con parte de la plata que pagan los nuevos ingresos. “Solo el día de ayer recibimos 43 interesados”, dice el asesor, mientras muestra el grupo de WhatsApp de los nuevos Streets. No se dividen por ubicación, sino por Unidad Para Joder o UPJ, como las llaman.
El abuelo tiene decenas de grupos de WhatsApp con las distintas UPJ, incluso algunas fuera del país. Todos los mensajes empiezan con un “Familia, buenas tardes”.
A los encuentros no asisten todos los inscritos. “Es un espacio para parchar, para tomar, de música, de calle”, dice uno de los asesores. A la Zona Street llegan hombres y mujeres, incluso parejas con niños, que montan motos de juguete y llevan un pequeño casco puesto.
“La moto empieza como la democratización del transporte”, dice Sergio Vargas, uno de los asesores. En los Street hay quienes tienen una moto Boxer ct100, de 6 millones de pesos, y otras de alto cilindraje, que sobrepasan los $100 millones. “Fuchi” maneja una 450 sr, que compró en diciembre por alrededor de 31 millones de pesos. En ella llega al Concejo, escoltado por un agente de Policía que también va en moto. “A él lo he invitado a rodar con nosotros”, cuenta el concejal.
El Street que llegó a la política
El “Fuchi” político nace del líder motero. El hoy concejal mantiene los ejes de su campaña al Concejo como pilares de su labor gremial. “Necesitamos su participación dentro de los tres frentes que manejaremos este año”, dice “Fuchi” desde la tarima de la Zona Street.
El primer gran frente es la seguridad.“Haremos cursos, capacitaciones e idas a polígono para la gente que esté interesada”, dijo el motero. La idea es que los moteros entren a trabajar con autoridades para garantizar la seguridad en la ciudad. Para eso, “Fuchi” se ha convertido en el puente con la Policía, pero todavía no es claro cómo entrarán en ese frente. “Podemos servirle de apoyo a la Policía, porque estamos todo el día en las calles”, le dijo “Fuchi” a La Silla.
“Esta semana me reuní con el comandante de tránsito”, contó el concejal desde la tarima. Recibió silencio. Ningún comentario entre los Street sobre el tema. “¡Qué cambio! Antes hubieran chiflado”, dice el concejal a sus asesores en el escenario.
La segunda labor del motero es la conciencia vial. Los Street ofrecen cursos y capacitaciones sobre el tema, pues consideran que dentro del gremio hay algunos moteros irresponsables. Para Vargas, el asesor de “Fuchi”, también tiene una responsabilidad el Estado y quienes expiden licencias de conducción “a diestra y siniestra”, le dijo a La Silla.
El último frente clave para “Fuchi” es la veeduría que hacen las motos sobre tránsito y movilidad. “Hay muchas falencias, mucha corrupción, mucho abuso”, dice el concejal. Explica que, aunque el lío de Bogotá es la seguridad, “hay 750 policías de tránsito todos los días en las calles recogiendo motos y carros en grúas”.
La advertencia sobre el poder de los moteros en la calle
“Fuchi”, desde la grúa hecha tarima, llama a todos los asistentes de la Zona Street. Cientos de personas se acercan al improvisado escenario, mientras que el concejal pide silencio. “Quiero que se miren todos, abracen al que está a su lado, vamos a hacer la oración”, dice mientras abraza a los que lo acompañan en tarima.
Al escenario suben dos personas con chaquetas rojas, las que usan los directivos de los Street. Con micrófono en mano empiezan a enlistar los nombres de los moteros que están internados en UCI por accidentes que han tenido en las calles. A los nombres responden con un padrenuestro al unísono, que resuena al silencio de los motores.
Pero el poder de este gremio va más allá de la organización de eventos. Según le dijeron a La Silla, “Fuchi” se ha reunido con 350 líderes de grupos de diferentes actores viales, desde biciusuarios, taxistas hasta transportadores de carga y bicitaxistas. Gremios de ambulancias, camiones de acarreo y patinetas eléctricas se han acercado al concejal motero para crear un frente unido de estos actores. Cada uno de esos grupos tiene entre 25 y 1.000 integrantes.
Para el concejal, ese relacionamiento significa el poder de convocar en masa a los distintos actores ante una eventual injusticia contra ellos. Este poder quedó en evidencia durante el paro que le declararon al gobierno de la exalcaldesa Claudia López.
Los moteros vienen de lo que ellos describen como “una guerra declarada por parte de la exmandataria”. “Muy seguramente si Claudia no hubiera sido alcaldesa, yo no me hubiera lanzado al Concejo”, dice “Fuchi”. El 31 de marzo de 2022, los moteros paralizaron la ciudad de Bogotá, para protestar contra medidas que consideran “los estigmatizan”, como la prohibición del parrillero masculino para combatir la inseguridad.
Incluso este año, López trinó un artículo de El País titulado “La crisis de las motos ya ha matado más que la guerra”. El trino generó revuelo dentro del gremio. “Fuchi” aprovechó para hablarle desde sus redes sociales al alcalde Carlos Fernando Galán. “El día que yo sienta que una administración se burla de mi trabajo y que allá (en el Concejo) no logro cosas, necesito que salgamos a las calles”, dice el concejal en un video de redes.
“Nuestra visión no es unirnos para amenazar, pero el día que hay que salir porque atacan a nuestro gremio sin alguna razón, seremos los primeros en convocar una marcha”, le dijo “Fuchi” a La Silla.
Por ahora, la relación con Galán va por el camino del diálogo. La agenda de conciencia y seguridad vial del gremio se articula con el programa de gobierno del alcalde, que busca reducir las fatalidades viales, en por lo menos, un 25 por ciento, como parte de un programa que denomina “visión cero”.
Según cifras de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, las motos son el principal actor en el registro de muertes. En el 2023, fueron más de 17 mil lesionados y 5.200 fallecidos.
Con la conversación desde el Concejo, “Fuchi” arranca la entrada a la política de un gremio que antes arreglaba sus necesidades por mano propia. Los Street tapaban huecos, donaban a poblaciones vulnerables y recuperaban motos robadas por su cuenta.
El poder del gremio motero no parece tener freno. “En ese momento, el gremio más fuerte y representativo son los motociclistas. Somos casi 11 millones en todo el país, casi 600 mil en Bogotá y la gente seguirá comprando motos hasta que no encuentren un sistema más eficiente. Fácilmente, el día que nos unamos, ponemos presidente”, concluye “Fuchi” apoyado en su moto.