El fantasma del tramo norte de la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) revive de nuevo en Bogotá, luego de una decisión de la Alcaldía y de la Procuraduría. La avenida de diez carriles, que ya se está construyendo en su tramo sur, es el sueño de planeadores urbanos de los sesenta para descongestionar el taponado occidente de la capital, desde la salida a Soacha hasta el embotellamiento de la Autopista Norte.
Pero el tramo norte es un fantasma que mete miedo político. Para los ambientalistas es el coco de la reserva Thomas Van Der Hammen, que la avenida atraviesa. Para el petrismo es un sello de Enrique Peñalosa, uno de sus principales promotores. Para el nuevo alcalde, Carlos Fernando Galán, es una casa del espanto con riesgos políticos que reta a su talante cauteloso y conciliador.
Hasta ahora, Galán no ha sentado una postura explícita, pero sus funcionarios han tomado varias acciones que apuntan a que podría echar atrás su postura de campaña, y construir la ALO norte.
La suspensión que invocó el fantasma de la ALO
El pasado 19 de enero, la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano (Renobo) de la ciudad anunció la suspensión de la construcción de la Ciudadela del Cuidado en Suba, un complejo que se iba a construir sobre los predios de la ALO. En el comunicado explicaron que se trata de una suspensión por seis meses a la que llegaron por común acuerdo con la constructora Las Galias y que hace parte del contrato.
La adjudicación de la construcción de la Ciudadela hace parte de las últimas acciones de la alcaldía de Claudia López, quien la dejó en firme el 22 de diciembre, nueve días antes de salir del cargo. Esto a pesar de la solicitud que hizo la Procuraduría de suspender el proyecto por presuntas irregularidades y falta de transparencia.
Luego, en el segundo día de gobierno de Galán, la secretaria de Hábitat, Vanessa Velasco, anunció una revisión del proyecto. La idea es determinar las razones por las cuales se le adjudicó el proyecto a Las Galias como único proponente.
Como el proyecto de la Ciudadela se planteó en los mismos predios que adquirió el distrito para la construcción de la ALO Norte durante la primera Alcaldía de Peñalosa, su suspensión revive el debate sobre la viabilidad de la avenida.
El tramo norte de la ALO quedó por fuera del Plan de Ordenamiento Territorial de López, tras una concertación ambiental con la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR). En su lugar, la exalcaldesa adelantó la licitación y la adjudicación de la Ciudadela, ahora suspendida por los próximos seis meses.
Esto muestra que, a pesar de que Galán había dicho en campaña que no haría la ALO Norte, las acciones de su Alcaldía le vuelven a abrir las puertas al proyecto.
En el gobierno, quien se ha referido a la situación es Carlos Felipe Reyes, el nuevo gerente de Renobo. Reyes habló en Blu Radio de “necesidades de movilidad” y de “en materia de equipamientos sociales” por lo que la Alcaldía debe revisar “cuál es la solución que más le convenga a la ciudad”. Además, mencionó la posibilidad de caminos intermedios entre la Ciudadela y la avenida, teniendo en cuenta las concesiones ambientales que incluye el POT de López, que estará vigente hasta el 2035.
Galán entra al buscaminas de la ALO
“Esta decisión abre la puerta para terminar lo que se debió haber terminado en 1960, la ALO completa”, le dijo el concejal del Nuevo Liberalismo, Juan David Quintero, a La Silla. “Hay que sacar del trancón eterno a los bogotanos que viven en el occidente”, agregó.
Como él, los concejales del partido del alcalde celebraron la decisión de Renobo. La bancada del partido de Galán en el Concejo fue enfática en la oportunidad que la suspensión significaba para la Avenida.
“Sí debemos hacer la Ciudadela, pero en Suba hay otros predios para que no interrumpa el plan de la ALO”, agrega la concejal Cristina Calderón del mismo partido.
A diferencia de su bancada, Galán no ha destapado sus cartas. Pero dos fuentes del gobierno distrital, que piden no publicar sus nombres porque el pronunciamiento sobre el tema lo hace Renobo, le contaron a La Silla que la decisión de los concejales de apoyar la ALO le sirve a la Alcaldía para tantear el terreno.
“Dentro del Distrito todavía no hay una línea de acción clara sobre el tema. Estamos contemplando las discusiones que salen a partir del juego de los concejales”, explica una de las fuentes.
Por un lado, apoyar el proyecto genera un fuerte rechazo de sectores ambientalistas, particularmente aquellos que defienden la Van der Hammen. “Uno de nuestros temores con Galán era que intentara revivir la ALO Norte, que había quedado zanjada con el POT”, explica Sabina Rodríguez Van Der Hammen, quien hace parte de la veeduría de la reserva. Ella es nieta del venerado científico que le dio nombre a la reserva, y que tiene la función de ser un corredor biológico, hoy deteriorado, entre los cerros orientales y el río Bogotá.
Para Rodríguez, la respuesta de los concejales del Nuevo Liberalismo es una señal de que “están tanteando el ambiente para ver qué reacciones generan e intentar regresar a la discusión”.
La construcción de la avenida en predios de la ALO no solo chocarían con la defensa del medio ambiente, también con iniciativas en las que el mismo Distrito ha invertido plata pública. Es el caso, por ejemplo, del predio Las Mercedes, el cual lo tiene el Jardín Botánico de la ciudad en comodato y lo ha convertido en un predio de restauración de flora en el que han plantado más de 54 mil árboles.
Más allá de los líos ambientales, tal vez la mayor resistencia le llegaría al alcalde de parte del gobierno nacional. Desde su posesión, el alcalde de la capital ha mantenido un tono conciliador frente al gobierno nacional en temas espinosos y que causaron muchas diferencia con su antecesora López, como el trazado de la primera línea del metro.
Sin embargo, la posibilidad de la ALO Norte fue el primer y único tema en el que, públicamente, el alcalde Galán y el presidente Petro han chocado. Ocurrió en diciembre del año pasado, cuando Galán le pidió a su antecesora López que acatara las recomendaciones de la Procuraduría sobre el contrato para la construcción de la Ciudadela.
Al trino del alcalde, Petro le contestó insinuando que la alcaldía de Galán quería prohibir el proyecto que describió como “un acuerdo de la presidencia y la alcaldesa de Bogotá. El gobierno nacional lo financiará. Construir el gran multicampus universitario en Suba”, se lee en su trino.
El rechazo que genera el halo de Peñalosa
La resistencia que genera la ALO Norte en la ciudad viene de la relación entre el exalcalde Enrique Peñalosa y la avenida. En 1999, durante la primera alcaldía de Peñalosa, la idea era cruzar la ciudad de sur a norte por el occidente con esa avenida. Para lograrlo, el entonces alcalde compró más de mil predios.
“Es una interpretación y un sello que le han puesto a Peñalosa, quien sí tiene una historia larga con este proyecto específico, pero la visión peñalosista es de un urbanismo ordenado, no de construcción de infraestructura vial”, explica Darío Hidalgo, profesor de logística y transporte de la Javeriana, y que trabajó con el exalcalde.
Sin embargo, la relación del Peñalosa con el proyecto es larga y por eso existe una narrativa de relacionarlo con la ALO. “En Bogotá hay un error grave de atribuirle cosas a Peñalosa. Es un discurso de ‘como a mí me cae mal, entonces trato de bloquear sus proyectos’”, explica Daniel Jaramillo, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Javeriana.
Por esa narrativa la iniciativa genera resistencia tanto en Bogotá como en el país. Si el alcalde busca un reencauche de la avenida, como ocurrió en diciembre, podría llevarse el rechazo de la Nación y galvanizar a la bancada de siete concejales del Pacto Histórico, y el movimiento ambiental capitalino.
Otro sector que rechaza a Peñalosa es uno del Partido Verde, al que pertenece la exalcaldesa López. Uno de los concejales cercanos a esta ala es Julián Rodríguez Sastoque, quien calificó como “lamentable” la suspensión de la Ciudadela “privilegiando una visión del desarrollo y la ciudad peñalosista y uribista que depreda la reserva Thomas van der Hammen atravesándole”, según dijo en un trino.
Tanto la tensión con el gobierno nacional como con sectores que hacen parte de la bancada de gobierno en el Concejo dificultaría la gobernabilidad de Galán en Bogotá. Por un lado, el gobierno nacional ya ha puesto grandes trabas a obras de infraestructura. Y, por otro, el Concejo ya le demostró al alcalde que su aplanadora está condicionada a la buena relación con los concejales.
Otra alternativa de Galán sería buscar un punto intermedio entre la Ciudadela y la ALO, aunque implica echar para atrás algo de lo que el hoy alcalde dijo en campaña. Este funcionaría como un camino para la administración, como lo mencionó Reyes, gerente de Renobo.
La propuesta de puntos intermedios viene del corazón del petrismo. El secretario de Educación de Petro, hoy viceministro en esa cartera, Óscar Sánchez, desarrolló un concepto en 2014 en el que habla de una ALO a través de túneles para que encima se pueda aprovechar el espacio con equipamientos sociales, al estilo de la Ciudadela.
Todavía no hay una decisión del alcalde a quien le corre el reloj en contra de la luna de miel sin tomar posturas.