“Fico” Gutiérrez hizo moñona en Medellín en estas regionales. Con una votación histórica, que rozó los 700 mil votos, regresó por segunda vez a la Alpujarra; y con su partido Creemos, que se estrenaba formalmente en la ciudad, aseguró la tercera parte del Concejo. Su lista amasó la cuarta parte de los votos, quemó a los “viejos zorros” que sumaban varios períodos en la corporación, le arrebató espacio al Centro Democrático, dejó en cuidados intensivos a la oposición y borró al centro de Sergio Fajardo.
Su cabeza de lista y exsecretario de Seguridad, Andrés Tobón, fue el concejal más votado de la ciudad, con 43 mil votos. El número supera incluso la media con la que se eligieron los representantes a la Cámara por Antioquia en las legislativas pasadas y se sobrepone al récord que marcó en las regionales de 2019 la concejala Nataly Vélez, quien aseguró su curul con 20 mil votos. Mejor dicho: Gutiérrez puso a jugar a su plantilla titular, con nombres sonoros que lo acompañaron en el pasado e incluso con figuras como Juan Carlos de la Cuesta, expresidente del Atlético Nacional, quien también resultó electo.
El éxito de Creemos alcanzó para siete de 21 curules y desde ya proyecta lo que será una coalición robusta. El Centro Democrático, que respaldó a “Fico”, logró mantener cinco de ocho curules; mientras que los conservadores, liberales y la alianza entre Cambio Radical, Mira y Colombia Justa y Libres (todos con una curul) podrían engrosar fácilmente las filas gobiernistas. Con este panorama, que también se extendió a las Juntas Administradoras Locales, en las que Creemos fue el partido más votado, Gutiérrez anticipa un inicio de gobierno con una oposición arrinconada y un control exiguo.
El “ficouribismo” manejará los hilos en el Concejo
La lista de Creemos logró 223 mil votos y en su estreno superó la cosecha del Centro Democrático (161 mil votos), de los conservadores (64 mil votos) y de los liberales (48 mil votos), que solían ser los partidos más votados por los paisas en esta corporación. Es decir, además de sobreponerse a los partidos tradicionales, 1 de cada 4 votos a Concejo en la ciudad fue para el partido de Gutiérrez. La apuesta, dice Manuel Villa, director nacional del partido, fue consolidar una lista abierta, representativa e incluyente.
“Mucha gente nos recomendó ir con una lista cerrada, pero nosotros dijimos que no: queríamos mostrar liderazgos sociales y empresariales; jóvenes y adultos; gente que había trabajado con ‘Fico’ y caras nuevas”, afirma Villa, quien actualmente integra el ramillete de 20 emisarios del alcalde electo en el empalme con la administración saliente. Pero la apuesta, según el director de Creemos, no fue solo armar una lista sólida, sino asegurar varias curules.
Y no ocurrió algo distinto. El que será el partido de gobierno en Medellín aseguró siete sillas en el Concejo y se convirtió, según analistas y políticos de la capital paisa, en una “ola” que quemó a concejales con trayectoria y a listas que con agenda y opinión proyectaban su estreno en la corporación. Lo de Creemos incluso sorprendió en sus propias filas, porque la colectividad no solo sacó el concejal más votado, sino que aseguró seis escaños más con votaciones nada despreciables.
Además de Tobón, por Creemos resultaron electos María Paulina Suárez (16 mil votos), Santiago Montoya (15 mil votos), Alejandro De Bedout (11 mil votos), De la cuesta (9.400 votos), Santiago Narvaez (9.200 votos) y Damian Pérez (9.200 votos). La mayoría, cercanos a Gutiérrez, incluso ex secretarios de su primera administración y asesores de despacho.
“El voto de opinión llegó por primera vez al Concejo. Los grandes perdedores fueron los partidos tradicionales, las estructuras y las empresas políticas que llevaban más de 20 años enquistadas en la corporación. Concejales como Fabio Rivera, Lucas Cañas y Jaime Cuartas se quemaron por no defender a Medellín de Daniel Quintero. La ciudad los castigó”, asevera De Bedout tras el triunfo de Creemos.
Y es que ni el Centro Democrático se salvó de los “daños” colaterales tras el triunfo de Creemos. El analista político Fredy Chaverra proyectaba, previo a la elección, que el partido del expresidente Álvaro Uribe sería el más afectado con el estreno del partido de “Fico”. “Se canibalizarán los votos porque su electorado es el mismo”, decía. Pero el coletazo fue moderado: aunque perdió tres curules, pasando de ocho a cinco, la colectividad puso el segundo concejal más votado.
Fue el caso de Sebastián López, quien repetirá curul, con una votación histórica de 41 mil votos. La votación, arrasadora a todas luces, encuentra ecos en un agarrón que el concejal protagonizó con Quintero. El exalcalde, previo a su renuncia, convocó una rueda de prensa exprés en el Concejo y el episodio resultó en una discusión entre López y Quintero, quien finalmente se salió de sus cabales y amenazó incluso con golpear al corporado.
Las otras caras que llegaron por la lista del Centro Democrático, y que desde ya pavimentan la coalición de “Fico”, fueron Claudia Carrasquilla, exfiscal regional; Luis Guillermo Vélez, amigo íntimo de Uribe; Leticia Orrego, quien como López repetirá asiento; y Andrés Rodríguez, el “Gury”, cara visible de la fallida revocatoria en contra de Quintero.
Un pabellón de quemados, muchos debutantes y un escrutinio de película
El Concejo cambió en un 85 por ciento. Tan solo Sebastián López y Leticia Orrego (Centro Democrático) y el conservador Juan Ramón Jiménez lograron repetir curul en estas regionales. Al pabellón de quemados ingresaron políticos que ya tenían cancha en el Concejo, como Jaime Cuartas, avalado por los verdes; Fabio Rivera y Carlos Mario “el flaco Mejía”, de las filas liberales; y Babinton Flórez y Lucas Cañas, godos favorables al gobierno de Quintero.
Pero los tradicionales no se quedarán sin representación en el Concejo.
Por los verdes llega Alejandro Arias, ex secretario de Desarrollo Económico de Quintero, que supo capotear su vínculo con el exalcalde durante la campaña. Arias se quedó con la única curul verde y aquí hay que decir que otro de los grandes quemados fue Daniel Duque, quien apostó por no seguir en el Concejo a cambio de una fugaz candidatura a la Alcaldía. Su carta al Concejo, Alejandro Moncada, reconocido por denunciar varios escándalos de la administración Quintero, no logró heredar sus votos.
Miguel Ángel Iguarán se eligió por la coalición Juntos, integrada por Cambio Radical, Mira y Colombia Justa y Libres. Iguarán recogió los votos de su compañera sentimental, Nataly Vélez, concejala que se retiró de las filas del Centro Democrático luego de la implosión de su partido en 2021, cuando la bancada llegó fragmentada a la elección de la presidencia de la corporación. La pareja hace parte del grupo político de Mauricio Parodi, representante a la Cámara por Antioquia y cara visible de Cambio Radical.
Brisvani Arenas acompañará a Jiménez en la bancada conservadora. Arenas se eligió con la “maquinaria de la fe”, misma que sirvió para que el representante Luis Miguel López y el senador Mauricio Giraldo llegaran al Congreso en las legislativas pasadas. Esta facción goda, identificada en el grupo mariano Unión Familia, también le endosó votos al gobernador electo, Andrés Julián Rendón, en el Oriente antioqueño.
Por el lado de los liberales se vivió un escrutinio de película.
Farley Macías, un líder del nororiente de la ciudad que incluso accedió a la bendición de César Gaviria en su casa en Bogotá, desbancó al liberal Fabio Rivera, quien llevaba 20 años en el Concejo. El resultado descolocó a Rivera, quien acudió a los escrutinios para no perder la curul. El actual concejal alegó un error de digitación en la lista de candidatos retirados de su partido, pero el reconteo sirvió de poco y solo calentó los ánimos. Macías acusó a Rivera de valerse de “artimañas” para recuperar votos y, luego de un tenso proceso, se quedó con la silla que le permitirá estrenarse en la corporación.
En la que se proyecta como la nueva coalición de gobierno le achacan la pérdida de fuerza de los partidos tradicionales y sus quemados a las alianzas que tejieron algunos corporados con la actual administración. “La ciudadanía castigó a los concejales que jugaron en favor de Daniel Quintero y se beneficiaron de su Alcaldía”, dice De Bedout.
Cuartas, uno de los quemados y el concejal verde que estuvo subido en el bus gobiernista durante la administración Quintero, contrapuntea y afirma que, en su caso, no hubo un voto de castigo. Su cosecha (4.440 votos) fue similar a la que logró en 2019 (4.500 votos) . “Si el fenómeno ‘Fico’ y Creemos no hubiera ocurrido en esta contienda electoral, nosotros conservaríamos nuestra curul”, sostiene Cuartas, que con su lectura adelanta lo ocurrido con las caras del centro que también se quemaron.
El fajardismo, borrado. ¿Y las mujeres?: con menos sillas que hace cuatro años
Renace, la lista de centro que tenía como padrinos a Sergio Fajardo, Jorge Robledo y el hoy representante a la Cámara Daniel Carvalho, también se quemó en su aspiración al Concejo. Esteban Jaramillo, la cabeza de esta fusión entre Dignidad y Compromiso, también encuentra respuestas en el triunfo de Creemos. Dice, incluso, que el nicho del partido que estrenó “Fico” le competía a Renace, una lista que apostó por una agenda de centro durante la campaña y que no alcanzó los 25 mil votos.
“Pusimos causas importantes en el debate público de la ciudad: sostenibilidad, infancia, explotación sexual y violencia contra poblaciones diversas. Pero eso no importó. Al final, el voto de la gente en Medellín fue en contra de la corrupción de Quintero. Creemos supo recoger ese sentir antiquintero. Lo particular es que muchos candidatos que le hicieron un control político juicio al exalcalde también se quemaron”, dice Jaramillo.
El fracaso de Renace y de algunos candidatos del Verde evidencia la debacle del fajardismo en su ciudad. Las caras que han trabajado cerca del ex candidato presidencial y la agenda por la que apuestan figuras como Iván Marulanda no tendrán una voz en el Concejo durante los próximos cuatro años. Pero esa incapacidad de impacto y organización del centro ya se había adelantado durante la campaña.
El centro no logró consolidar una tercería a la Alcaldía que le hiciera frente a las candidaturas de “Fico” y Juan Carlos Upegui, la carta de la continuidad quinterista. Aunque Juan David Valderrama terminó siendo el candidato de este espectro ideológico luego de varias alianzas fallidas, el caudal que le inyectó el concejal Duque con su adhesión fue mínimo y la votación de Valderrama (3 mil votos) fue la número 11 entre los 15 candidatos que apostaron por llegar a la Alpujarra.
La voz feminista también desapareció.
Estamos Listas, que fue una apuesta innovadora en la ciudad, no presentó candidatas. Luego de la quemada del partido en las legislativas pasadas, el movimiento se fragmentó y una parte apostó por no ir a elecciones y mejor concentrar esfuerzos para pagar la deuda de la campaña. A esto se sumó la renuncia de Dora Saldarriaga, su representante en el Concejo, también cuestionada por su poca crítica a Quintero.
De las filas inconformes con esta decisión salió la lista feminista “Electas”, avalada por el Partido Ecologista Colombiano y con Ghiomara Aristizábal a la cabeza. Pero de los 28 mil votos que obtuvo Estamos Listas en 2019 solo quedaron 2 mil. Tampoco se eligieron otras candidaturas con agenda feminista, como la de Manuela Restrepo, de Renace, y la de Ana María Valle, de Independientes.
Las cuatro mujeres que llegan al Concejo (una menos que en 2019) son de tinte conservador. Son los casos de Leticia Orrego, de las pocas repitentes y quien reemplazó en 2022 a Albert Corredor, otro de los grandes quemados de la elección; Claudia Carrasquilla, exfiscal regional que en principio se lanzó a la Alcaldía; María Paulina Suárez, ex secretaria de Inclusión Social durante el primer gobierno de “Fico”; y Janeth Hurtado, líder del corregimiento de San Antonio de Prado que revivirá a la ASI en la corporación.
La oposición vs. “Fico”, un alcalde con un ejército de ediles y concejales
Los controles al alcalde electo lucen exiguos en el nuevo Concejo. La derrota de Independientes fue tan apabullante que los 33.530 votos que logró su lista al Concejo fueron superados por la votación que obtuvo Creemos en la Junta Administradora Local de Belén, una de las comunas del suroccidente de Medellín. Allí el partido de “Fico” sacó más votos (34.703) que la lista de Independientes, a la que solo le alcanzó para una curul.
Lo particular fue que quien se quedó con el escaño está lejos de ser la cara más conocida del quinterismo. Con más ventaja que Carlos Alberto Gutiérrez, el concejal electo por Independientes, lucían Ana María Valle, ex secretaria de las Mujeres y amiga de Diana Osorio, la esposa del ex alcalde; y Fernando Pulgarín, identificado por mover un robusto músculo de ediles en el centroriente de la ciudad y cuyo padrino es el senador Álex Flórez.
Gutiérrez llega con una votación tímida, de 3 mil votos en la lista abierta, pero no estará solo. Upegui confirmó que aceptará la curul de oposición y desde allí tratará de mantener vivo el proyecto de Quintero. La carta del exalcalde, de hecho, ya hace uso de la tarima que “Fico” le devolvió al quinterismo con el espejo retrovisor que sacó para el empalme. “El mensaje de unidad de ‘Fico’ es contradictorio, lo que se nota es un afán revanchista y vengativo que le hace mal a Medellín”, le dijo Upegui a La Silla sobre el tono del alcalde electo.
Pero a la bancada opositora podría sumarse una tercera voz: la de José Luis Marín, conocido en la capital paisa como “Aquinoticias”, un abogado y activista estudiantil que llega a la corporación por la lista cerrada del Pacto Histórico. Desde su activismo, Marín se ha mostrado poco crítico con la administración Quintero y aunque en su momento rechazó la adhesión del Pacto a la campaña de Upegui, por lo menos, oficialmente, su colectividad se enfrentó al partido que será gobierno.
Hoy, a un mes largo de que concluya esta administración, en el Concejo se discuten temas relevantes que han pasado de agache por la polvareda que levantó la campaña en Medellín. Allí la administración saliente pedalea nuevamente la aprobación de recursos ordinarios mediante más transferencias de EPM, además de la inyección de dinero para la financiación de las universidades del Distrito, el Fondo Especial de Ciencia y Tecnología y la actualización del estatuto tributario.
Una vez llegue, “Fico” tendrá el camino despejado en la corporación porque su gobernabilidad luce casi asegurada. En los barrios, donde se mueve la jugosa chequera del Presupuesto Participativo, el alcalde electo también tendrá ediles favorables porque Creemos barrió en todas las comunas y corregimientos. Y el control cívico enfrentará su mayor prueba: demostrar que la vigilancia estricta a Quintero fue por un interés público y no de partido. “La independencia nos permitirá seguir haciendo nuestra labor sin importar quién sea el alcalde”, promete Piedad Restrepo, vocera de la Veeduría Todos por Medellín.